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Los Za son una raza de bandidos nómadas que se extienden a lo largo y ancho de la mayoría de las Tierras Salvajes de Zaran. Afirman ser descendientes del reino perdido de Zaran, y por tanto consideran que los territorios de las Tierras Salvajes son suyos por derecho. Así racionalizan el asalto y asesinato de cualquiera que “invada” sus “territorios”.
Los za son esbeltos y musculosos, alcanzando una estatura de ciento ochenta cm. Su piel es de tono amarillo pálido, de textura coriácea y cubierta de arrugas y pliegues. Es costumbre en este pueblo afeitarse el craneo, y prescindir de todo atuendo que no sea imprescindible. Suelen lucir collares de discos de hierro negro, así como bandas de cuero de reptil en brazos y cabeza. Los varones suelen llevar largos mostachos trenzados, y las hembras dos largas coletas.
Fieros y crueles por naturaleza, los za usan espadas de filo aserrado y arcos con flechas también aserradas. Sus monturas son Unknown cringrís, con sus crines y colas trabajadas en finas trenzas. Aunque los za en ocasiones toman prisioneros para venderlos como esclavos, habitualmente pasan a sus víctimas por la espada, considerando esto un castigo adecuado por invadir sus tierras. Los enemigos especialmente valerosos son a menudo recompensados con el dudoso honor de ser capturados vivos para luego ser asesinados de forma ritual. Los za beben la sangre de estos enemigos derrotados en craneos, creyendo que esto les confiere la fuerza de sus enemigos. Los za son particularmente sensibles a los insultos y son muy rencorosos.
Los za creen que todos los pueblos primitivos de Talislanta descienden de una única raza, los Terrestres o Pueblo Salvaje. En los tiempos antiguos enormes tribus del Pueblo Salvaje se extendían por todo el continente, y llegaron a luchar contra los antiguos Unknowns y a ponerlos contra las cuerdas. Divididos por la guerra, las enfermedades y finalmente el Gran Desastre, los Terrestres se dividieron en numerosos grupos y facciones, de los cuales hoy en día el más numeroso es el de los Za.
Hay poco sentido de unidad entre los distintos clanes, viendose envueltos en violentas trifulcas para dirimir los derechos sobre los mejores territorios de saqueo. Cuando un clan ha perdido a su lider el grupo simplemente se desbanda, y los miembros supervivientes se unen a otros clanes o se convierten en guerreros o exploradores mercenarios. Estos clanes pueden ser tan pequeños como una docena de za o tan grandes como una banda de trescientos o cuatrocientos individuos. Lo más sorprendente es que los za afirman tener un único gobernante, conocido como el Tirshata. De acuerdo a los za, la identidad del Tirshata debe permanecer en secreto hasta que llegue el momento en que las tribus reclamen sus tierras ancestrales perdidas. En el momento adecuado, dicen los za, “el Tirshata será revelado, y los za se alzarán y aplastarán a sus enemigos hasta gobernar en solitario las tierras desde el este hasta el oeste”. Los sabios talislantanos, que en general consideran que los za están intelectualmente a la par de los Salvajes de Yrmania, le dan poco crédito a este cuento de viejas.