Mithra había sido soldado durante muchos años, sirviendo a su reino y luchando en varias guerras. Aunque era una guerrera valiente y habilidosa, Mithra había visto demasiada sangre y muerte. Empezó a sentirse desilusionada con la guerra y la violencia, y se dio cuenta de que no quería pasar el resto de su vida luchando en conflictos interminables.
Un día, mientras vagaba sin rumbo fijo, Mithra se topó con Orlin, un miembro de la Orden de la Perla que estaba ayudando a un grupo de aldeanos heridos. Mithra quedó impresionada por la dedicación de Orlin y por su enfoque en la curación en lugar de la violencia. Se sintió atraída por la idea de ayudar a las personas de una manera más pacífica y significativa, y decidió unirse a la Orden de la Perla.
Inicialmente, Mithra tuvo dificultades para adaptarse a su nueva vida como curandera ambulante. Extrañaba el camaradería y el rigor de la vida militar, pero poco a poco, gracias a la ayuda y la orientación de sus compañeros de la Orden, comenzó a encontrar su lugar en la organización. Descubrió que podía usar su fuerza y habilidades de combate para proteger a los necesitados, y aprendió a canalizar su agresividad de una manera más positiva.
Desde entonces, Mithra ha viajado con la Orden de la Perla, ayudando a las personas y compartiendo su conocimiento de la curación y la protección. Aunque todavía tiene algunas cicatrices emocionales de su tiempo en la guerra, ha encontrado una nueva forma de servir a su comunidad y de hacer una diferencia en el mundo.