Desde que Hartfast, hijo de Hartmut era un crío, el viejo Beranald ha sido el encargado de recibir a todos quienes llegan al Salón de la Montaña (Firienseld) cruzando su estrecho puente. Si alguien intenta entrar en el pueblo portando armas, Beranald le da el alto utilizando una antigua formula que le enseñó el anterior guardián de la puerta:

“Quietos ahí, extranjeros. Vuestro viaje os ha traído en busca de nuestro salón. Veo que sois guerreros, y debo preguntaros quiénes sois, en nombre de Hartfast, jefe de la casa del Salón de la Montaña.”

Una vez dicho esto, Beranald pide a todos los que quieren entrar en Firienseld que dejen las armas bajo su custodia. Si ve que hay problemas puede llamar a una compañía de arqueros, que se presentan rápidamente preparados para enfrentarse a cualquier posible amenaza.

Aunque se muestra precavido y suspicaz por su importante labor, Beranald no deja de ser un hombre amable, familiar y hospitalario. Si los extranjeros que llegan al Salón de la Montaña son amables y respetuosos, Beranald se mostrará amigable y cercano.