Costó casi un ciclo
entero poner a punto el Black Jack tras nuestra llegada a Unión, la escasez de
material técnico y las modificaciones necesarias para este nuevo lugar
retrasaron el propósito por el que llegamos aquí.
Finalmente
conseguimos solventar las dificultades con las fuentes de combustible y las
interferencias en el instrumental de posicionamiento, y el navío, su capitán y
su tripulación estuvieron listos para partir.
Ésta es la primera
crónica de sus viajes por el nuevo mundo.
La primera
incursión, propiamente dicha, en exterior de la colonia no presentaba grandes
pretensiones: no contábamos con la seguridad de saber qué podíamos esperar y
dábamos por sentado múltiples y variadas amenazas y más teniendo en cuenta los
incidentes ocurridos dentro de la colonia y la mas que probable presencia de
nativos poco amistosos. Aun así iniciamos nuestro camino a poca altura sobre la
superficie terrestre para mantener buena visibilidad del terreno recorrido. Lo
que encontramos, sin embargo, superó todas nuestras expectativas: a poco
kilómetros de los muros de la colonia la vegetación nos forzó a elevar nuestra
nave por encima del dosel arbóreo hasta encontrar algo parecido a un claro
donde poder atracar y descender a tierra.
Pocos lugares quedan
en el viejo mundo con tal densidad vegetal y tan poco alterados por la acción
de los seres desarrollados, las travesías a pie se hacen largas y tediosas por
la inexistencia total de senderos a excepción de algunas trochas de pequeños
animales del todo insuficientes para nadie que supere el medio metro de altura.
Eso si, la diversidad presente es sencillamente abrumadora, hay especies
vegetales que recuerdan a las ya existentes en el viejo mundo pero con algunas
diferencias y hay otras muchas totalmente desconocidas. Hemos podido comprobar
de primera mano que existen especies comestibles y especies que nos
atreveríamos a llamar mortalmente venenosas ya sea por sus propias
características o por la cantidad de radiación de está presente en todas
partes. Todas las muestras que tomamos presentaban niveles muy superiores a lo
que consideramos normales y no descartamos que una exposición prolongada
pudiera tener efectos negativos en los colonos. La fauna, por su parte, está
perfectamente adaptada a este medio, de hecho
su observación directa nos fue muy útil para descartar los vegetales mas
peligrosos.
Concretamente nos
encontramos con unos frutos de color azulado que al madurar se abrían y dejaban
ver su interior una carne transparente y sumamente dulce repleta de semillas,
curiosamente observamos que los animales que se alimentaban de ellas escupían las
semillas en lugar de tragarlas y esto nos hizo pensar en que sería mejor hacer
lo mismo. Mas tarde, en el laboratorio de la nave, confirmamos que el interior
de las semillas tiene una altísima concentración de sustancias toxicas por lo
que no recomendamos su consumo bajo ningún concepto. Decidimos llamar a esta
especie "Akebia fulminante" aunque una investigación posterior podría
arrojar un nombre mas científico una vez estudiada la familias vegetal a la que pertenece.
Volviendo a los
animales vimos y encontramos rastros de animales ya conocidos en las colonia
como los serpiciervos, ranacoles y murcielagatos. También vimos otras especies
aún desconocidas como unos pequeños Ictiobatracios, o pequeños peces con
extremidades de sapo y de múltiples colores. Estos pequeños seres resultaron
ser totalmente inofensivos e incluso juguetones aunque sus ritos de
apareamiento nocturnos resultan un tanto estridentes. Son muy abundantes cerca
de cualquier curso de agua o charca y se les puede ver tanto dentro como fuera
del agua.
Hemos podido
observar directa o indirectamente muchos tipos de animales, que darían para
otra crónica solo de fauna local, pero todo apunta a que la mayoría de las
especies de este nuevo mundo son el resultado de una hibridación transversal,
es decir, una mezcla naturalmente funcional entre especies distintas. Este
hecho unido a la alta concentración de éter en el medio, que parece llevar ahí
desde siempre, confirmarían la teoría del Desarrollo Transversal de las líneas
evolutivas complejas formulada por la Doctora Aktaie, que explica las
implicaciones del éter en la evolución de las especies y concretamente en el
origen de líneas evolutivas aparentemente imposibles pero existentes.
Continuando con
nuestra expedición y dejando a un lado la fauna y flora que vimos y, sobre
todo, escuchamos en nuestras noches bajo las estrellas; realizamos un hallazgo
increíblemente sorprendente y que abre toda una nueva vía de investigación:
entre la frondosidad del bosque y cubierta por musgo encontramos una serie de
estructuras artificiales, principalmente bloques de piedra cubiertos por el
musgo y maleza.
Tras un mapeo
preeliminar concluimos que se trataba de algún tipo de asentamiento de gran
antigüedad. Si hubo un tiempo en que estos bosques estuvieron habitados por
alguna civilización, el lugar fue abandonado hace tanto tiempo que la
naturaleza lo ha vuelto a conquistar y está a punto de tragarse su existencia
para siempre. Aún está por descubrir qué clase de civilización habitaba aquí y
qué fue lo que les ocurrió, de mismo modo que permanece en el misterio si
guardan alguna relación los las criaturas nativas que ya conocemos. ¿Podría
tratarse del mismo pueblo? ¿Existe alguna relación entre la presencia de unos y
la desaparición de otros? ¿O tal vez se trate de civilizaciones totalmente
distintas y separadas en el tiempo?
Para dar respuesta a
todas estas preguntas, Union Geographic ha establecido un pequeño campamento de
investigación en dichas ruinas y , en el momento de publicar está crónica, ya
contamos con algunas muestras interesantes, transcripciones de petroglifos
sin descifrar y estamos trabajando en una reconstrucción teórica del terreno.
Una vez mas,
regresando a nuestro viaje, podemos concluir que, si bien la distancia
recorrida no fue mucha, la información recogida resultó de gran utilidad y
sienta las bases de toda una larga serie de futuras expediciones para explorar
este nuevo territorio desconocido y salvaje.
Sin mucho mas que
añadir os invitamos a seguir las crónicas de nuestros viajes y, si alguien se
atreve, a acompañarnos en nuestra próxima salida fuera de la colonia.
Dra. Ilara Aktaie