Del diario de de Bernis, Ikanter de Bernis
-5 del mes Cuarto del año 1673-
Los
niños siguen desapareciendo en el pueblo, esta pesadilla parece no
tener fin, por más que he intentado dar con los responsables no he
tenido éxito en mis intentos, hoy han desaparecido Timmy Vaux y Lucas Lerfebvre y la noticia no ha tardado en correr por todo la aldea.
Desde que desaparecieron las hijas de Renée Abadie, las gemelas Adeline, he estado en contacto con los padres de cada una de las víctimas, pero es poco lo que he logrado sacar en claro de lo que está pasando, hoy una nueva tragedia se suma; la madre del pequeño Timmy ha ido desesperada al mercado y se ha topado ahí con su cuñado, el aprendiz de herbolario Mathieu Vaux, parece que ha sido un encuentro emotivo, después de que el herbolario empezara con el pie izquierdo preguntando "si de eso también le echarían la culpa", no me extraña la reacción de Mathieu, si bien cometió sus errores en el pasado su familia realmente lo juzgó con mucha dureza, desconociéndolo como parte de ellos; pero al final el cambio de actitud en el momento en que se dio cuenta de lo insensible que estaba haciendo hizo que pudiesen tener una conversación civilizada, donde se ha comprometido con la señora Vaux a ayudar en la búsqueda del pequeño niño.
Algo que me llamó la atención es que involucrara Vladimir Midas en esto, no es algo que pareciera ser del tipo de cosas que le suelen interesar, tal vez algo tenga que ver con su triste pasado para que mostrara interés por algo más que el mismo, o quizá solo sea para evitar que la paranoia de la gente lo ponga al descubierto en sus cosas, el caso es que el aparentemente noble joven quiso comprometerse también en la búsqueda de los niños, tal vez con algo de ayuda sin que ellos estén al tanto pueda dar con los responsables de esta atrocidad.
Debo reconocer que los jóvenes han empezado rápido su búsqueda de resultados, no cabe duda que el tema personal de parte de Matt hace que se muevan a una gran velocidad, según me han comentado en cuanto se despidieron de la señora Vaux comenzaron a buscar pistas con los mercaderes, inclusive terminando con el viejo Gaspard Donahaire, el mercader, aventurero retirado, se ha convertido en un verdadero líder social de la comunidad, la gente lo suele buscar ante los problemas más complejos y para poder encontrar recomendaciones de que hacer en temas de lo más mundanos y variados, su punto de vista abierto, producto de tantos viajes y peligros que ha vivido lo han vuelto un referente, pero aún con él han tenido poco éxito en sus intentos, tal vez durante la tarde logren algún avance.
La tarde ha traído la tragedia a Río Dorado, lo que parecía ser un atardecer tranquilo se volvió un pandemonio cuando un cañonazo del ejercito de La Revolución destruyó uno de los muros defensivos de la aldea, a partir de ahí todo fue caos, la gente corriendo, herida y sangrando, de un lado a otro mientras los soldados del Ejercito Realista y algunos voluntarios tomaban las armas para repeler el ataque; Gabriel Moreau y yo tomamos uno de las casas de seguridad que tiene la Iglesia de la Protectora en la ciudad, para tratar de poner a salvo a la mayor cantidad de gente posible en los túneles subterráneos, ahí fue que me encontré con Matt y Vlad corriendo entre la multitud, tratando de salvar su vida, habían estado tratando de obtener información de los niños en esa área de la ciudad cuando comenzó el ataque.
Después de resguardar a todos los que pudimos antes de que la batalla nos pusiera a todos en peligro avanzamos hacia los túneles justo cuando la casa comenzaba a quemarse, podía ver a la gente asustada y preocupada por sus seres queridos, podría haberme parado a rezar con ellos, pero mi principal interés en ese momento era ponerles a salvo, yo guiando la caravana mientras Gabriel cuidaba la retaguardia.
Llevábamos casi una hora caminando, los aldeanos por fin se habían comenzado a tranquilizar un poco, cuando Gabriel dio la alerta de que algo pasaba en la parte final del grupo, al agruparnos al rededor de la antorcha pudimos ver el cuerpo tirado de uno de los aldeanos, con la garganta cortada de lado a lado y un cuchillo ensangrentado tirado en el suelo muy cerca de donde estaba Matt.
Los gritos y el pánico nuevamente comenzó a esparcirse entre la caravana mientras Gabriel iba buscando con su mirada a alguien o algo que le pudiese dar un indicio de quién es fue el responsable de aquello; mas tarde Vlad me contaría durante su confesión que por como estaba la escena debió haber sido Matt quien matara al aldeano o alguien que estaba prácticamente a un lado de él ya que veía difícil que alguien hubiese podido escapar de la vista de Gabriel fácilmente como para que no fuera el herbolario.
Con calma Gabriel se agachó a recoger el cuchillo y al levantarse volvió a barrer a todos con la mirada mientras yo podía ver el miedo en la mirada de Matt cuando éste posó su mirada en él. Cubrí el cuerpo del aldeano y dije una plegaria por su descanso, tras lo cual, emprendí nuevamente el camino por el túnel; la gente iba caminando en silencio y se podía ver el miedo en sus rostros durante la siguiente media hora, hasta que llegamos a las escaleras que desembocan tras un armario que Gabriel movió sin mayor dificultad, dándoles salida a su propia celda de descanso de él, en la Iglesia de la Protectora; para ese momento afuera reinaba ya el silencio, la batalla había terminado.
Cuando todos salieron y Gabriel se ha aseguró que no había nadie más en la iglesia y que ésta no hubiese sufrido daños o estuviese en peligro tras la batalla los juntó a todos en la nave de la iglesia para que pasaran a "confesarse" conmigo.
Del diario de Moreau, Gabriel Moreau
-6 del mes Cuarto del año 1673-
Las guerras nunca son algo agradable de presenciar, las batallas y la sangre siempre me han sido indiferentes, pero el sufrimiento en los ojos de los inocentes me afectan profundamente, tal vez esa haya sido una de las razones que me llevaron a unirme a los Ancoritas de la Iglesia de la Protectora, para tratar de evitar ese sufrimiento; y aunque en un principio veía como poco lo que podía hacer desde esa posición los 3 años que llevo en Río Dorado me han permitido darme cuenta de la importancia real de los Ancoritas, no se trata de ser un escudo directo contra el sufrimiento, se trata de ser un escudo para cuidar a aquellos que dan un poco de esperanza a los que la necesitan; cuando me enviaron a proteger a un Párroco de una aldea tan pequeña después de un intento de asesinato, creía que era una perdida de tiempo, sin embargo este hombre Ikanter de Bernis me ha demostrado el verdadero sentido de brindar paz en los momentos de mayor tristeza, es un viejo que no creo que necesitase mi protección más allá de para poder el mantenerse concentrado en dar esa esperanza a otros, como un miembro de los Cazadores de los Defensores de la Fe su fuerza es extraordinaria, pero en las 3 veces que he impedido algún ataque en su contra en estos años, siempre ha sido para darle espacio para que el pueda centrarse en hacer el bien dentro del pueblo; y he podido ver como desde que empezó todo esto de Los Niños Perdidos no ha descansado prácticamente para tratar de encontrar al o a los responsables, y hoy con la incursión del ejercito de La Revolución dentro del pueblo y el infierno que este desató pude ver una vez más su velocidad de pensamiento para buscar proteger a cuantos más aldeanos pudiera; pero hoy mi protección y sus habilidades no fue suficiente para evitar un asesinato justo frente a nosotros.
Después del asesinato y de haber llevado a los demás aldeanos a la Iglesia de la Protectora el Párroco comenzó las confesiones para tratar de encontrar al responsable y mientras él iba interrogando a todos mi función era cuidar que nadie quisiera irse o cualquier cosa sospechosa para informársela a Ikanter, ya casi para terminar las confesiones la gente mira con recelo a Vladimir Midas y a Mathieu Vaux, ya que fueron quienes más tiempo estuvieron dentro con Ikanter.
Seguí con la mirada y agucé el oído con ellos ya que el Párroco me había dicho que están investigando las desapariciones de niños y cree que sus intenciones son nobles, nunca he visto al viejo equivocarse en sus juicios de valor sobre las personas, así que con prudencia puse atención a la conversación cuando se acercaban a hablar con los pastores.
Los pastores son criaturas curiosas, cambian de un tema a otro según las bromas que van saliendo, parecen poco preocupados por lo que pasa a su rededor, de que los escuchen o de que alguien los llegue a juzgar por sus bromas subidas de tono o sus carcajadas, son parte de la aldea pero por su edad son casi invisibles para los adultos.
Cuando se acercaron Matt y Vlad a ellos, los voltearon a ver de reojo, pero no cambiaron su actitud, siguieron platicando y bromeando, inclusive uno de ellos se recorrió en la banca para hacer espacio para que alguno se sentara si quería hacerlo; en poco tiempo el joven noble giró la atención de la conversación hacia las desapariciones pero los pastores seguían hablando de las supuestas perversiones de los guaridas del regente, por su edad es normal que su cabeza piense con la calentura propia de quien necesita desfogarse pero al oír mencionar a los niños pude ver como a uno de ellos se le llenaban los ojos de lágrimas y alcancé a escuchar cómo decía mi hermana es una de las desaparecidas, si tienen alguna pista de dónde podrá estar por favor díganlo.
Los pastores hablan de como conforme cae la noche se empiezan a escuchar ruidos muy raros en los bosques y ellos asumen que debe tratarse de los guardias y sus amantes y de cómo alguno de ellos ha visto sombras de personas que van entrando al bosque al anochecer cuando el ya va a casa tras dejar a las ovejas guardadas, siempre cerca de la misma hora.
Después del breve intercambio Matt y Vlad se apartaron y alcancé a escuchar algunos de sus locos planes que involucraban dar por ciertas las ideas de los pastores y buscar confrontar a los guardias con los rebeldes, pero acto seguido se dirigieron hacia un grupo de vagos de la aldea quienes hablaban de un supuesto espía, contrario a lo que se pensaría, parecen ser de los principales interesados en que aparezcan los niños por miedo a que alguien culpe a alguno de ellos sin ningún motivo, más allá de pasársela en la taberna o en los parques pasando el día.
Aunque de entrada los vagos los ven con desconfianza no tardan en empezar a pasar una bota con algún tipo de alcohol de mano en mano mientras las lenguas empiezan a aflojarse con el alcohol. Uno de ellos, que resulta ser el que empezó con el rumor del espía, les dice que un par de días antes de que empezaran las desapariciones un hombre llegó al pueblo, lo describe como rubio de ojos azules con una cicatriz en el ojo izquierdo y barba de varios días. De entrada solo era un vago más en el pueblo, me hice amigo de él y no note nada especial, un día me contó que estaba reconociendo el territorio para cuando llegara el ejercito de La Revolución pero estaba demasiado borracho como para creerle, y justo cuando las niñas Abadie desaparecieron aquel hombre se veía muy preocupado y desapareció al día siguiente; no volví a verlo y hasta hace un par de días que lo vi en una de las batallas a las afueras de la ciudad combatiendo contra los guardias, es bueno para pelear si soy honesto.
Mientras Matt y Vlad seguían en la plática con los vagos el último de los aldeanos salió de la oficina del Párroco y fui para allá a hablar con Ikanter y decirle lo que había pasado durante los interrogatorios; Ikanter me pidió que fuese por Vlad y Matt, quienes aún estaban con los vagos; los guie a la oficina del Párroco y entré detrás de ellos quedándome bloqueando la puerta de la oficina.
He hablado con todos los que venían en el túnel y aunque no he logrado descubrir al asesino creo que no tengo motivos para acusarlos. Pero si hay algo que me llama la atención...- Dice el Párroco mientras habla es la mirada de un cazador tras su presa. Alguien ha tomado mucho empeño en incriminarte herbolario, lo que me hace pensar que este asesinato es algo relacionado con los niños desaparecidos, ¿Qué pistas están persiguiendo que pudiera haber hecho que los quisieran sacar del medio?
Matt se acercó al escritorio de Ikanter y comenzó a hablar sobre como cada 7 días desaparecen niños y sobre como estas desapariciones se empezaron a reportar con 30 minutos de retraso cada semana, media hora mas tarde cada semana, pero el herbolario cree que algo tiene que ver con los horarios del secuestrador. El herbolario iba sintiendose en confianza y se sentó en en la silla frente al escritorio conforme iba desarrollando su teoría de que cuando estaban averiguando esos detalles y preguntando a los mercaderes alguien debió haber estado espiando y cree que alguna pregunta importante debió haber hecho sin darse cuenta.
El aprendiz de médico siguió hablando con una intensidad que no le había visto desde que entró asustado a la casa de seguridad durante la batalla, compartiendo con el Párroco hasta los últimos detalles que escucharon sobre el espía rebelde y los guardias pervertidos, Ikanter no se mostró sorprendido, pero les expresó que no creía que se tratara de pervertidos porque hace mucho que no ha habido por esta aldea gente así, tal vez pudiese tratarse de herejes del Círculos de la Madre aunque desde su experiencia sabía que es poco común que causen problemas; después de reflexionarlo decidió compartir con ellos como hace poco en Ciudad de Luz hubo rumores de un culto que buscaba despertar a un dios antiguo y les habló de que en todos los casos de los niños desaparecidos se han encontrado en la cama de los niños desaparecidos la cornamenta de un venado y una moneda de oro un día después de la desaparición, señales extrañas, que podrían hablar tanto de un Círculo de la Madre como de un culto extraño.
Ikanter decidió tomar a los jóvenes como su mano armada en la búsqueda de esos niños, invitándolos a ir al bosque pero manteniéndonos informados a él y a mi en caso de que necesitaran ayuda, tras esto me hice a un lado abriéndoles la puerta mientras Ikanter hacía una señal de bendición hacia ellos pronunciando una oración de sanación para ellos.
Del diario de Durand, Anette Durand
-6 del mes Cuarto del año 1673-
Seguí al herbolario y al noble desde que salieron del mercado tras hablar con Gaspard, había algo en ellos que no me gustaba, parecía que realmente estaban decididos a encontrar a Los Niños Perdidos, y aunque también otros en el pueblo deseaban encontrarlos había algo en ellos que no me agradaba, por lo que decidí seguirlos; en el transcurso del día los fui viendo como iban haciendo preguntas, algunas más acertadas que otras, se notaba que no tenían mucha idea de lo que está pasando realmente, pero eso no importa, con los años he aprendido que importa más la determinación que los conocimientos, y eso es lo que veía en ellos, determinación.
Mi oportunidad llegó cuando estalló el muro de defensa cercano a las barracas de la aldea, el infierno que se desató entre los partidarios de La Revolución y el Ejercito Realista me dio la oportunidad de matarlos antes de que dieran problemas, desafortunadamente la cantidad de gente que iba y venía corriendo, escapando y yendo hacia la batalla me hizo perderlos de vista un momento. Un balazo que pasó demasiado cerca de mi me hizo replantearme el plan de matarlos en ese momento y tuve que huir hacia donde estaba el Párroco del pueblo tratando de salvar a la mayor cantidad de personas; pensé que tal vez tendría la suerte de que en la confusión de la pelea murieran sin que yo tuviera que ensuciarme las manos, pero no fue así, entraron tras de mi a la casa donde estaba el Ikanter y ya en esa pequeña habitación aunque los tenía al alcance era demasiado arriesgado hacer cualquier cosa y más con el Párroco y su Ancorita, aparte que sabía que no era la única en aquél lugar que prefería ver muerto a cualquiera que quisiera esclarecer la desaparición de los infantes.
El Párroco nos guio por una puerta secreta que conectaba aquella casa con túneles subterráneos que yo nunca me imaginé que existieran y en los túneles alguien decidió tomar una enfoque más limpio que el que yo había pensado para lidiar con aquellos dos problemas. Uno de los aldeanos cayó muerto y todo parecía indicar que el herbolario le había matado.
Debo reconocer la habilidad de quien sea que lo haya hecho, un corte limpio de una sola tajada, abrigado por la oscuridad y casi enfrente del gigante Ancorita. Creí que la suerte me sonreía y sería suficiente para que el herbolario saliera del mapa y nomás tener que lidiar con el joven noble.
Por aquellos túneles llegamos hasta la Iglesia de la Protectora y el Párroco empezó a llamar uno a uno a confesión, el viejo era hábil, y se notaba que no era el primer interrogatorio que manejaba, con tan poco tiempo en el pueblo solo había cruzado alguna mirada con él durante los días de misa, pero verlo en esa postura, con su mirada afilada y penetrante, era algo que no esperaba, nada tenía que ver su aspecto con el del viejo que daba las misas y sus preguntas eran tan persuasivas para que le dijeras la verdad que me hizo pensar que no estaba frente a un Párroco común y corriente, tal vez por eso es que tenía ese Ancorita normalmente a su lado.
Como quiera que fuese mi interrogatorio no fue tan duro, podía hablar libremente ya que aunque algo me alertaba del peligro que representaban esos dos yo no había matado a nadie y estaba demasiado lejos del aldeano en el momento de su muerte, estaba casi enseguida del noble; así que no tuve ningún problema para contestar honestamente las preguntas de aquel viejo.
Durante los interrogatorios pude ver que el herbolario y el noble se acercaban a hablar con los pastores de sus fantasías y a los vagos de sus teorías de conspiración, probablemente buscando información, así que discretamente me acerque a donde pudiese escuchar un poco la plática; no me pasaba desapercibida que no era la única que estaba poniendo atención a esos dos, también el Ancorita no les quitaba los ojos de encima, pero eso hizo que fuese más fácil para mi poder pasar desapercibida, mientras aquél gigante estuviese entretenido vigilándolos no me pondría atención a mi.
Cuando termino el Párroco los volvió a mandar llamar, esperaba que tan sólo saliera el noble y el herbolario fuese retenido por el Párroco y el Ancorita, pero desafortunadamente salieron los dos y vi como se disponían a salir de la iglesia, así que busque escabullirme para seguirlos; me escondí entre las sombras a una buena distancia de ellos para ver que era lo que tramaban, pero entonces me di cuenta que se dirigían directamente al bosque y por el camino que estaban tomando era muy probable que terminaran donde no debían terminar, así que me adelante para poder correr a dar alerta si algo pasaba.
Creí que había logrado burlarlos, pero entonces me di cuenta que me vieron y comencé a tratar de huir de ellos, pero eran demasiado rápidos, en poco tiempo me quedó claro que mi única oportunidad de poder dar aviso o evitar el riesgo que representaban era enfrentarlos directamente, así que me giré y sacando mi daga que guardaba escondida entre mis ropas les hice frente.
La pelea fue rápida, su habilidad física no era
buena y en poco tiempo tenía retorciéndose a mis pies al herbolario
mientras el noble trataba de detenerme de que le matara con la daga, en
medio de la emoción del combate no tengo idea de cómo termine tirada en
el piso con el noble sobre mi, lo que me dio oportunidad de hundirle la
daga en la espalda hasta que sentí como golpeó contra el hueso, estaba
segura que ese sería el fin de la pelea, pero de alguna manera el
maldito herbolario logro agarrarme por la espalda y empezó a ahogarme
presionando sus manos contra mi cuello, podía sentir en sus dedos el
latir de mi corazón y cómo hacía presión, haciéndome sentir cada vez más
débil hasta que termine perdiendo la conciencia...