Remove ads by subscribing to Kanka or enabling premium features for the campaign.

La ahora anciana Edfreya lleva más de tres siglos al frente del gobierno del clan Rocasangrienta y posiblemente sea el miembro más importante de su historia. Fue ella quien decidió colonizar el desierto al sur de Kiralizor y quien dirigió al clan en la dura guerra contra los incursores del desierto. Fue ella quien los condujo a la victoria y quien decidió que era el momento de abandonar el hogar ancestral del clan. Y también fue Edfreya quien convirtió a los desarrapados Rocasangrienta en un poderoso clan de comerciantes y exploradores. Hay quien podría pensar que Edfreya ha perdido todo su brío con el paso de los años, pues la añoranza por las montañas que sufre es grande, pero no podrían estar más equivocados. Ojoabismo es una general implacable e inteligente que ha invertido una fortuna en mantener una pequeña pero excelente cohorte de guerreros enanos capaz de librar cualquier tipo de batalla.

Ahora que la guerra amenaza con sumergir toda Shabana en el caos, Ojoabismo ha abandonado el trono de su salón del clan para hacer frente a los morlocks. Ha sacado de la armería ancestral la armadura de Xion y adamantina de sus ancestros, así como el terrible mazo de guerra Estallatestas cuyas runas de batalla refulgen como si fueran el mismísimo Avor. Está dispuesta a jugarse el todo por el todo para alcanzar la gloria, y es una auténtica maestra en el juego de la guerra. Sabe que la toma de la ciudad por parte de los morlocks supondría el fin de la estabilidad en la región, sería una rémora para el comercio y en definitiva supondría el fracaso de sus aspiraciones para Shabana. Por ello ha acudido personalmente al frente de las huestes del clan para socorrer a sus aliados y expulsar a los morlocks de vuelta a sus oscuros hogares. Considera esencial destruir a los mandos enemigos y se lanzará personalmente al ataque si está segura de poder lograr una victoria en ese sentido. Así mismo, no tiene problemas con el empleo de asesinos y envenenadores para acabar con un objetivo, pues tal y como reza el viejo dicho Rocasangrienta «La guerra no exige honor alguno, pues este se reserva para los negocios».