El duodécimo día de Vuelo de Samq’uil los vindusinos recuerdan todas sus victorias militares, honran a los caídos y sacan en procesión los trofeos tomados de los enemigos derrotados. Los huérfanos de guerra marchan con las panoplias de combate de sus progenitores, acompañados normalmente por los soldados más veteranos, hacia el Templo del Halcón Sol. Ahí el líder supremo dirige un sacrificio cruento de cabras, cuya carne será servida a los hijos de los guerreros caídos mientras juran honrar el recuerdo de sus parientes luchando por la libertad de Vindusan. Muchos fórmigos marchan ese día junto a los elfos como forma de mostrar su lealtad a la diosa Vindusan, e incluso algunas compañías mercenarias son invitadas a rendir culto a sus propios caídos.
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