Sindar es una tierra de elevadas mesetas, arcos y extrañas configuraciones de piedra gastada por el tiempo. Arroyos subterráneos y geiseres son las únicas fuentes de agua en esta región, que está limitada al este por el cañón yermo del Río Muerto. Un ramal de las Siete Rutas sigue un camino tortuoso a través de profundos barrancos y afloramientos de roca castigada por el viento, hasta el asentamiento de Nankar, donde un puente proporciona acceso a las Tierras Salvajes de Zaran. Aquí vive el curioso pueblo conocido como los Sindaranos.