PERSONAJES

LUGARES

OBJETOS

Odorico era un habitante de Vado de Piedra (Stánford), pero se vio involucrado en el crimen de Rathfic junto a su hermana Brunilda.

Para aclarar el asunto, fue hecho prisionero por Merovech el Poderoso, uno de los más respetados thanes de Beorn el Cambiaformas. Cerca de la Casa de Beorn, aún en las orillas del Anduin, Merovech apareció muerto y Odorico desaparecido...

Esto desencadenó los sucesos de Hombres crueles y malcarados.

Odorico y Brunilda fueron finalmente exiliados de las tierras de los Beórnidas, y Avilania, viuda de Merovech, se ha asegurado de que tampoco sean admitidos en tierras de los Hombres del Bosque.

Matrimonio Brunilda
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Estas salas, junto con las bodegas de más abajo, almacenan ingentes cantidades de comida y bebida, suficiente tanto como para preparar uno de los festines elfos, como para resistir un asedio en caso de que la guerra llegara hasta las puertas de las Estancias. También hay armas y armaduras suficientes como para equipar a todo un ejército, incluyendo espadas y lanzas de manufactura enana, talismanes procedentes de Acebeda y otros lugares, o reliquias del perdido Gondolin y del desaparecido Nargothrond.

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En el Pueblo de los Hombres del Bosque existe el llamado Salón de Balthi. Bajo su techo, estos guardan su mayor tesoro, una lámpara maravillosa que contiene una luz azul permanente, producto de una artesanía tan antigua que procede de un tiempo anterior al hombre. Se mantiene colgada de una viga del techo mediante cadenas.

La lámpara está contenida en un cristal nítido y transparente de color azul como un zafiro, esculpido por artesanos antiguos, con figuras de oro que muestran a un joven guerrero, no mayor que un niño, conduciendo a través de los bosques a una figura venerable que empuña un bastón, quienes avanzan juntos hacia una fortaleza oscura sobre una colina. Los Hombres del Bosque atribuyen prodigiosos poderes curativos a la lámpara, y la gran casa se considera un lugar sagrado por todas las casas de los hombres del bosque.

Las leyendas y las canciones de los Hombres del Bosque recuerdan el nombre de Balthi el Osado, el joven hijo de un cazador del Bosque Negro. Hace siglos, el chico guió al Mago Gris a través del bosque hasta la colina de Dol Guldur.

Cuando Gandalf salió los pozos, confió al chico un objeto envuelto en tela, ordenándole que huyera porque se acercaba el enemigo. El joven obedeció y corrió de inmediato, pero más tarde en el mismo día destapó la tela para revelar una lámpara que brillaba con una llama azul fría y clara.

Cubrió la lámpara de inmediato, pero la poca luz que había escapado le traicionó, y fue visto por un rastreador orco que le disparó una flecha. Balthi resultó herido pero consiguió distanciar a sus perseguidores a pesar de su herida, puesto que eligió sabiamente permanecer bajo la protección del Bosque Negro, mientras sus enemigos esperaban que saliera por la ruta más corta. Días más tarde, el exhausto muchacho llegó a un claro del bosque junto al Río Oscuro. Fue conducido hasta allí por los alegres cantos de las Doncellas del río, y finalmente se quedó dormido esperando no despertarse jamás. En vez de eso, despertó algunos días más tarde, completamente curado de sus heridas y del cansancio.

Cuando finalmente se reunió con los suyos, volvió con ellos al mismo claro y construyó un gran salón para vivir y para proteger el tesoro que había recibido del Mago Gris.

Durante 400 años el Pueblo de los Hombres del Bosque prosperó, mientras el bosque se curaba lentamente del daño causado por el Nigromante. El mago Radagast el Pardo se convirtió en un amigo de confianza de los Hombres del Bosque, que aprendieron mucho de él y de sus enseñanzas. Cuando el Nigromante regresó, los hombres del bosque quedaron turbados pero fueron capaces de resistir: para entonces se habían convertido en un pueblo fuerte con poderosos aliados, con medios y armas capaces de contrarrestar la agresión de la Sombra.

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RAZAS

MISIONES

CRONOLOGÍAS

Elrond el Medio Elfo fundó Imladris, la Última Morada, en una era de oscuridad y miedo, cuando todo lo que era bueno y justo en el mundo  se retiraba ante el creciente poder del Enemigo. Este lugar ha sido siempre un refugio secreto para los altos elfos, lo más venerables y bellos de todos los Eldar.

Han vivido en paz en Rivendel durante muchos y largos siglos pero, conforme la Tercera Edad se acerca a su fin, se han dado cuenta de que  las canciones que entonan en la Sala del Fuego pronto se convertirán una vez más en cantos fúnebres. Recordando los horrores del pasado y la ruina que trajo la corrupción de la Sombra, lamentan lo que el futuro puede deparar, aunque no podemos decir que tengan miedo. Los altos elfos son bellos y justos, orgullosos y poderosos. No se acobardan ante la oscuridad que se alza en el Este.

Pero el viajero que acude a Rivendel encuentra que los altos elfos son criaturas contradictorias. Pueden mostrarse alegres y hermosos, entreteniendo a las razas jóvenes con cantares y bromas y, al momento, sus caras se vuelven tristes y sus palabras, severas, mientras hablan del marchitamiento del mundo.

El largo transcurso de las edades pasadas de la Tierra Media les ha enseñado que deben disfrutar cada día al máximo y enfrentarse a la pena con majestad y elegancia. Conocen la virtud de la esperanza y el poder de las sombras más que cualquier otro pueblo de la Tierra Media.

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Instigator
Radagast el Pardo

IMAGEN: interior del templo del Dwimmerhorn, donde Angélica Tuk y Anduolin se internaron y escucharon los planes de Unknown, el servidor de la Sombra.


Concluida La Asamblea del Bosque, la Compañía Errante abandona el Salón del Bosque (Wuduseld), dirigiendo sus pasos a Rhosgobel, donde se encontrarán con Radagast el Pardo; el mago, ante los últimos acontecimientos y lo que los miembros de las compañías de aventureros le contaron, ha recabado algo de información (lo que hace que tarde varios días en aparecer por Rhosgobel) y sospecha que parte del mal que atenaza la región no proviene de muy lejos. Cuenta con la Compañía Errante para que recabe más información.

La compañía llega al Salón de la Montaña (Firienseld), donde se reúnen con Hartfast, hijo de Hartmut, el caudillo. Éste tiene problemas propios con ataques de los trasgos, y no puede dedicar mucho tiempo a las preguntas de la compañía; no obstante, la compañía sabe ganarse la confianza del caudillo y ofrecen ayuda (especialmente con los consejos de Álaric el Loco) con respecto a los problemas del propio salón. Esa misma noche son asaltados por una pequeña patrulla de trasgos.

Hartfast les dirige hacia los Campos Gladios, contándoles que algunos de sus cazadores han informado de extrañas visiones en tan desagradable lugar. Insta a la compañía a contactar con Magric el Trampero, un cazador de la región al que no tiene en buena estima, pero reconoce que es quien mejor puede servirles de guía en las marismas.

La compañía se encuentra con Magric el Trampero, quien les guía hasta la zona de los Campos Gladios donde podría estar el Dwimmerhorn, la fortificación que están buscando. Sin embargo, Magric el Trampero realmente está al servicio del Enemigo, y cuando están cerca, les traiciona delatando su posición cuando una partida de orcos estaban siguiendo a Walar, un Hombre del Bosque que ha logrado escapar de allí. Walar mata a Magric mientras la compañía le defiende de los orcos; luego, les explica cómo Magric le traicionó también a él y les informa lo que ha visto durante su cautiverio.

Los compañeros concluyen que deben entrar en el Dwimmerhorn y ver que ahí allí para poder informar a Radagast el Pardo, pues irse ahora sin más supondría no llevar los datos que el Pardo podría necesitar. En una soberbia demostración de sigilo y valentía, Angélica Tuk entra la primera, seguida por Anduolin y Lysithea, quienes cubren a la hobbit. Así, consiguen llegar al templo del recinto. Entran y escuchan a Ghor el Saqueador, líder de los orcos del bastión, hablando con un humano desconocido y un cadáver que se encuentra en el suelo entre los dos. El orco comenta que las tribus de orcos se impacientan y quieren guerra; el humano indica que hasta no conocer los secretos del arma más poderosa de la Tierra Media sería imprudente mostrarse. El cadáver habla finalmente diciendo que las tribus deben esperar un poco más, que doblen las patrullas y que los secretos de ese arma están casi a punto de ser desvelados para él. Termina esta charla y el templo queda vacío. Angélica Tuk y Anduolin han quedado dentro, y descubren que aquello que hacía fulgurar una luz verdosa es una enorme cadena (la Cadena de Thangorodrim).

Los sortilegios que Radagast el Pardo lanzó sobre la compañía terminan por delatar su presencia, y deben salir de allí a toda prisa. Escapan por las marismas, pero son perseguidos. Acaban con una avanzadilla, pero cuando están a punto de ser alcanzados por una partida de orcos mayor, Gaerthor hace acto de presencia, salvando a la compañía y saldando así la deuda que tenía pendiente con Hastur el Sabueso.

La compañía descansa en Firienseld una noche y luego vuelven raudos a Rhosgobel para informar a Radagast el Pardo de todo lo que han descubierto.

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Tiempos de esperanza y oportunidades en el norte. Años en los que comienzan sus andaduras las grandes compañías de aventureros, como la Compañía de Rhovanion, la Compañía del Dragón o la Compañía Errante.

No obstante, la Dama Irimë de la Casa de Gil-Galad, antes de partir hacia los Puertos Grises para abandonar la Tierra Media, manifestó a los miembros de la Compañía Errante que estos serían "los últimos años buenos"...

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MAPA DE LOS AVENTUREROS

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Juan Tilmöst
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