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  1. Journals

Los Niños Perdidos

Legado

Hace 2 meses comenzó con la luna llena, 2 niños desparecieron durante pleno día, salieron a jugar como todos los días y jamás volvieron a su casa, en una aldea pequeña todos se conocen el pueblo lloró la desesperación de los padres de los pequeños, una semana después otros dos niños no volvieron a la hora de la caída del sol y el miedo empezó a llenar la aldea.

3 semanas después de eso ya eran 10 los niños desaparecidos y el pueblo estaba envuelto en el terror mientras los guardias intentaban encontrar alguna pista de que estaba pasando. 

Dos semanas después, con 14 niños perdidos, La Revolución que azota todo el reino ha llegado hasta las afueras del pueblo, donde las batallas se han ido encarnizando entre el Ejercito Realista y los revolucionarios; se sabe que si los revolucionarios han logrado aguantar  su posición es porque hay gente en el pueblo que los está apoyando, aunque nadie se atreve a pensar en quién podrá ser, y en realidad a nadie le interesa cuando también tienen que lidiar con los niños que desaparecen semana con semana.


Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 1

Del diario de de Bernis, Ikanter de Bernis

-5 del mes Cuarto del año 1673-

Los niños siguen desapareciendo en el pueblo, esta pesadilla parece no tener fin, por más que he intentado dar con los responsables no he tenido éxito en mis intentos, hoy han desaparecido Timmy Vaux y Lucas Lerfebvre y la noticia no ha tardado en correr por todo la aldea.

Desde que desaparecieron las hijas de Renée Abadie, las gemelas Adeline, he estado en contacto con los padres de cada una de las víctimas, pero es poco lo que he logrado sacar en claro de lo que está pasando, hoy una nueva tragedia se suma; la madre del pequeño Timmy ha ido desesperada al mercado y se ha topado ahí con su cuñado, el aprendiz de herbolario Mathieu Vaux, parece que ha sido un encuentro emotivo, después de que el herbolario empezara con el pie izquierdo preguntando "si de eso también le echarían la culpa", no me extraña la reacción de Mathieu, si bien cometió sus errores en el pasado su familia realmente lo juzgó con mucha dureza, desconociéndolo como parte de ellos; pero al final el cambio de actitud en el momento en que se dio cuenta de lo insensible que estaba haciendo hizo que pudiesen tener una conversación civilizada, donde se ha comprometido con la señora Vaux a ayudar en la búsqueda del pequeño niño.

Algo que me llamó la atención es que involucrara Vladimir Midas en esto, no es algo que pareciera ser del tipo de cosas que le suelen interesar, tal vez algo tenga que ver con su triste pasado para que mostrara interés por algo más que el mismo, o quizá solo sea para evitar que la paranoia de la gente lo ponga al descubierto en sus cosas, el caso es que el aparentemente noble joven quiso comprometerse también en la búsqueda de los niños, tal vez con algo de ayuda sin que ellos estén al tanto pueda dar con los responsables de esta atrocidad.

Debo reconocer que los jóvenes han empezado rápido su búsqueda de resultados, no cabe duda que el tema personal de parte de Matt hace que se muevan a una gran velocidad, según me han comentado en cuanto se despidieron de la señora Vaux comenzaron a buscar pistas con los mercaderes, inclusive terminando con el viejo Gaspard Donahaire, el mercader, aventurero retirado, se ha convertido en un verdadero líder social de la comunidad, la gente lo suele buscar ante los problemas más complejos y para poder encontrar recomendaciones de que hacer en temas de lo más mundanos y variados, su punto de vista abierto, producto de tantos viajes y peligros que ha vivido lo han vuelto un referente, pero aún con él han tenido poco éxito en sus intentos, tal vez durante la tarde logren algún avance.


La tarde ha traído la tragedia a Río Dorado, lo que parecía ser un atardecer tranquilo se volvió un pandemonio cuando un cañonazo del ejercito de La Revolución destruyó uno de los muros defensivos de la aldea, a partir de ahí todo fue caos, la gente corriendo, herida y sangrando, de un lado a otro mientras los soldados del Ejercito Realista y algunos voluntarios tomaban las armas para repeler el ataque; Gabriel Moreau y yo tomamos uno de las casas de seguridad que tiene la Iglesia de la Protectora en la ciudad, para tratar de poner a salvo a la mayor cantidad de gente posible en los túneles subterráneos, ahí fue que me encontré con Matt y Vlad corriendo entre la multitud, tratando de salvar su vida, habían estado tratando de obtener información de los niños en esa área de la ciudad cuando comenzó el ataque.

Después de resguardar a todos los que pudimos antes de que la batalla nos pusiera a todos en peligro avanzamos hacia los túneles justo cuando la casa comenzaba a quemarse, podía ver a la gente asustada y preocupada por sus seres queridos, podría haberme parado a rezar con ellos, pero mi principal interés en ese momento era ponerles a salvo, yo guiando la caravana mientras Gabriel cuidaba la retaguardia.

Llevábamos casi una hora caminando, los aldeanos por fin se habían comenzado a tranquilizar un poco, cuando Gabriel dio la alerta de que algo pasaba en la parte final del grupo, al agruparnos al rededor de la antorcha pudimos ver el cuerpo tirado de uno de los aldeanos, con la garganta cortada de lado a lado y un cuchillo ensangrentado  tirado en el suelo muy cerca de donde estaba Matt.

Los gritos y el pánico nuevamente comenzó a esparcirse entre la caravana mientras Gabriel iba buscando con su mirada a alguien o algo que le pudiese dar un indicio de quién es fue el responsable de aquello; mas tarde Vlad me contaría durante su confesión que por como estaba la escena debió haber sido Matt quien matara al aldeano o alguien que estaba prácticamente a un lado de él ya que veía difícil que alguien hubiese podido escapar de la vista de Gabriel fácilmente como para que no fuera el herbolario.

Con calma Gabriel se agachó a recoger el cuchillo y al levantarse volvió a barrer a todos con la mirada mientras yo podía ver el miedo en la mirada de Matt cuando éste posó su mirada en él. Cubrí el cuerpo del aldeano y dije una plegaria por su descanso, tras lo cual, emprendí nuevamente el camino por el túnel; la gente iba caminando en silencio y se podía ver el miedo en sus rostros durante la siguiente media hora, hasta que llegamos a las escaleras que desembocan tras un armario que Gabriel movió sin mayor dificultad, dándoles salida a su propia celda de descanso de él, en la Iglesia de la Protectora; para ese momento afuera reinaba ya el silencio, la batalla había terminado.

Cuando todos salieron y Gabriel se ha aseguró que no había nadie más en la iglesia y que ésta no hubiese sufrido daños o estuviese en peligro tras la batalla los juntó a todos en la nave de la iglesia para que pasaran a "confesarse" conmigo.


A pesar de que para nadie es desconocido en la aldea que formo parte de Los Defensores de la Fe no me gusta utilizar con los aldeanos mis habilidades aprendidas en la caza de herejes pero un asesinato mientras todos huíamos de la batalla entre los revolucionarios y los realistas era algo más allá de lo que podía permitir, así que comencé la ronda de interrogatorio haciendo uso de mi poder para sacar la verdad de cada uno de los aldeanos; pocas veces me veo en la necesidad de trabajar en esta faceta y aunque los años que tengo en la aldea han pasado por mi piel y mis músculos mi intelecto y mi voluntad, por atrapar a lo que considero mi presa siguen intactos.

Las pesquisas buscando encontrar algo entre quienes nos acompañaban eran infructuosas, hasta que una vez llegué a interrogar a Matt, yo ya sabía en que andaba metido y las razones de la separación de su familia, tal vez como dice era un chico inocente en esa época, aunque el mismo reconoce que realmente presentía el engaño y la estafa a la que estaba sometiendo a su familia y que los terminó haciendo caer en la pobreza.

Hasta cierto punto me tranquilizó y conmovió su capacidad para dejar de lado todos esos problemas para buscar a su sobrino y aunque era claro que mis poderes de cazador estaban siendo efectivos en él no encontré ningún indicio de que tuviera algo que ver con el asesinato en los subterráneos.

Ya casi para terminar las confesiones tocó el turno a Vladimir, el joven aspirante a noble tiene una historia trágica, y aunque se ha visto envuelto en problemas por su ambición nunca lo había visto tan nervioso y temeroso; se que él no fue el asesino ya que estaba casi enseguida mio al frente de la caravana, pero su cercanía en las últimas horas con Matt y su interés en resolver lo de los niños no es algo que me pase desapercibido; aunque la entrevista no me dio mucha luz directamente si me permitió encontrar una luz distinta, tal vez cómo dijo Vlad el pueblo pareciera abajo en tan sólo una semana.

Al salir Vlad de mi oficina tan sólo me quedaban 2 personas más por confesar y mientras yo las hacía Gabriel seguía afuera vigilando que hacían cada uno de los aldeanos en aquella situación tan atípica en la iglesia.

Del diario de Moreau, Gabriel Moreau

-6 del mes Cuarto del año 1673-

Las guerras nunca son algo agradable de presenciar, las batallas y la sangre siempre me han sido indiferentes, pero el sufrimiento en los ojos de los inocentes me afectan profundamente, tal vez esa haya sido una de las razones que me llevaron a unirme a los Ancoritas de la Iglesia de la Protectora, para tratar de evitar ese sufrimiento; y aunque en un principio veía como poco lo que podía hacer desde esa posición los 3 años que llevo en Río Dorado me han permitido darme cuenta de la importancia real de los Ancoritas, no se trata de ser un escudo directo contra el sufrimiento, se trata de ser un escudo para cuidar a aquellos que dan un poco de esperanza a los que la necesitan; cuando me enviaron a proteger a un Párroco de una aldea tan pequeña después de un intento de asesinato, creía que era una perdida de tiempo, sin embargo este hombre Ikanter de Bernis me ha demostrado el verdadero sentido de brindar paz en los momentos de mayor tristeza, es un viejo que no creo que necesitase mi protección más allá de para poder el mantenerse concentrado en dar esa esperanza a otros, como un miembro de los Cazadores de los Defensores de la Fe su fuerza es extraordinaria, pero en las 3 veces que he impedido algún ataque en su contra en estos años, siempre ha sido para darle espacio para que el pueda centrarse en hacer el bien dentro del pueblo; y he podido ver como desde que empezó todo esto de Los Niños Perdidos no ha descansado prácticamente para tratar de encontrar al o a los responsables, y hoy con la incursión del ejercito de La Revolución dentro del pueblo y el infierno que este desató pude ver una vez más su velocidad de pensamiento para buscar proteger a cuantos más aldeanos pudiera; pero hoy mi protección y sus habilidades no fue suficiente para evitar un asesinato justo frente a nosotros.


Después del asesinato y de haber llevado a los demás aldeanos a la Iglesia de la Protectora el Párroco comenzó las confesiones para tratar de encontrar al responsable y mientras él iba interrogando a todos mi función era cuidar que nadie quisiera irse o cualquier cosa sospechosa para informársela a Ikanter, ya casi para terminar las confesiones la gente mira con recelo a Vladimir Midas y a Mathieu Vaux, ya que fueron quienes más tiempo estuvieron dentro con Ikanter.

Seguí con la mirada y agucé el oído con ellos ya que el Párroco me había dicho que están investigando las desapariciones de niños y cree que sus intenciones son nobles, nunca he visto al viejo equivocarse en sus juicios de valor sobre las personas, así que con prudencia puse atención a la conversación cuando se acercaban a hablar con los pastores.

Los pastores son criaturas curiosas, cambian de un tema a otro según las bromas que van saliendo, parecen poco preocupados por lo que pasa a su rededor, de que los escuchen o de que alguien los llegue a juzgar por sus bromas subidas de tono o sus carcajadas, son parte de la aldea pero por su edad son casi invisibles para los adultos. 

Cuando se acercaron Matt y Vlad a ellos, los voltearon a ver de reojo, pero no cambiaron su actitud, siguieron platicando y bromeando, inclusive uno de ellos se recorrió en la banca para hacer espacio para que alguno se sentara si quería hacerlo; en poco tiempo el joven noble giró la atención de la conversación hacia las desapariciones pero los pastores seguían hablando de las supuestas perversiones de los guaridas del regente, por su edad es normal que su cabeza piense con la calentura propia de quien necesita desfogarse pero al oír mencionar a los niños pude ver como a uno de ellos se le llenaban los ojos de lágrimas y alcancé a escuchar cómo decía mi hermana es una de las desaparecidas, si tienen alguna pista de dónde podrá estar por favor díganlo.

Los pastores hablan de como conforme cae la noche se empiezan a escuchar ruidos muy raros en los bosques y ellos asumen que debe tratarse de los guardias y sus amantes y de cómo alguno de ellos ha visto sombras de personas que van entrando al bosque al anochecer cuando el ya va a casa tras dejar a las ovejas guardadas, siempre cerca de la misma hora.

Después del breve intercambio Matt y Vlad se apartaron y alcancé a escuchar algunos de sus locos planes que involucraban dar por ciertas las ideas de los pastores y buscar confrontar a los guardias con los rebeldes, pero acto seguido se dirigieron hacia un grupo de vagos de la aldea quienes hablaban de un supuesto espía, contrario a lo que se pensaría, parecen ser de los principales interesados en que aparezcan los niños por miedo a que alguien culpe a alguno de ellos sin ningún motivo, más allá de pasársela en la taberna o en los parques pasando el día.

Aunque de entrada los vagos los ven con desconfianza no tardan en empezar a pasar una bota con algún tipo de alcohol de mano en mano mientras las lenguas empiezan a aflojarse con el alcohol. Uno de ellos, que resulta ser el que empezó con el rumor del espía, les dice que un par de días antes de que empezaran las desapariciones un hombre llegó al pueblo, lo describe como rubio de ojos azules con una cicatriz en el ojo izquierdo y barba de varios días. De entrada solo era un vago más en el pueblo, me hice amigo de él y no note nada especial, un día me contó que estaba reconociendo el territorio para cuando llegara el ejercito de La Revolución pero estaba demasiado borracho como para creerle, y justo cuando las niñas Abadie desaparecieron aquel hombre se veía muy preocupado y desapareció al día siguiente; no volví a verlo y hasta hace un par de días que lo vi en una de las batallas a las afueras de la ciudad combatiendo contra los guardias, es bueno para pelear si soy honesto.

Mientras Matt y Vlad seguían en la plática con los vagos el último de los aldeanos salió de la oficina del Párroco y fui para allá a hablar con Ikanter y decirle lo que había pasado durante los interrogatorios; Ikanter me pidió que fuese por Vlad y Matt, quienes aún estaban con los vagos; los guie a la oficina del Párroco y entré detrás de ellos quedándome bloqueando la puerta de la oficina.

He hablado con todos los que venían en el túnel y aunque no he logrado descubrir al asesino creo que no tengo motivos para acusarlos. Pero si hay algo que me llama la atención...- Dice el Párroco mientras habla es la mirada de un cazador tras su presa. Alguien ha tomado mucho empeño en incriminarte herbolario, lo que me hace pensar que este asesinato es algo relacionado con los niños desaparecidos, ¿Qué pistas están persiguiendo que pudiera haber hecho que los quisieran sacar del medio?

Matt se acercó al escritorio de Ikanter y comenzó a hablar sobre como cada 7 días desaparecen niños y sobre como estas desapariciones se empezaron a reportar con 30 minutos de retraso cada semana, media hora mas tarde cada semana, pero el herbolario cree que algo tiene que ver con los horarios del secuestrador. El herbolario iba sintiendose en confianza y se sentó en en la silla frente al escritorio conforme iba desarrollando su teoría de que cuando estaban averiguando esos detalles y preguntando a los mercaderes alguien debió haber estado espiando y cree que alguna pregunta importante debió haber hecho sin darse cuenta.

El aprendiz de médico siguió hablando con una intensidad que no le había visto desde que entró asustado a la casa de seguridad durante la batalla, compartiendo con el Párroco hasta los últimos detalles que escucharon sobre el espía rebelde y los guardias pervertidos, Ikanter no se mostró sorprendido, pero les expresó que no creía que se tratara de pervertidos porque hace mucho que no ha habido por esta aldea gente así, tal vez pudiese tratarse de herejes del Círculos de la Madre aunque desde su experiencia sabía que es poco común que causen problemas; después de reflexionarlo decidió compartir con ellos como hace poco en Ciudad de Luz hubo rumores de un culto que buscaba despertar a un dios antiguo y les habló de que en todos los casos de los niños desaparecidos se han encontrado en la cama de los niños desaparecidos la cornamenta de un venado y una moneda de oro un día después de la desaparición, señales extrañas, que podrían hablar tanto de un Círculo de la Madre como de un culto extraño.

Ikanter decidió tomar a los jóvenes como su mano armada en la búsqueda de esos niños, invitándolos a ir al bosque pero manteniéndonos informados a él y a mi en caso de que necesitaran ayuda, tras esto me hice a un lado abriéndoles la puerta mientras Ikanter hacía una señal de bendición hacia ellos pronunciando una oración de sanación para ellos.


Del diario de Durand, Anette Durand

-6 del mes Cuarto del año 1673-

Seguí al herbolario y al noble desde que salieron del mercado tras hablar con Gaspard, había algo en ellos que no me gustaba, parecía que realmente estaban decididos a encontrar a Los Niños Perdidos, y aunque también otros en el pueblo deseaban encontrarlos había algo en ellos que no me agradaba, por lo que decidí seguirlos; en el transcurso del día los fui viendo como iban haciendo preguntas, algunas más acertadas que otras, se notaba que no tenían mucha idea de lo que está pasando realmente, pero eso no importa, con los años he aprendido que importa más la determinación que los conocimientos, y eso es lo que veía en ellos, determinación.

Mi oportunidad llegó cuando estalló el muro de defensa cercano a las barracas de la aldea, el infierno que se desató entre los partidarios de La Revolución y el Ejercito Realista me dio la oportunidad de matarlos antes de que dieran problemas, desafortunadamente la cantidad de gente que iba y venía corriendo, escapando y yendo hacia la batalla me hizo perderlos de vista un momento. Un balazo que pasó demasiado cerca de mi me hizo replantearme el plan de matarlos en ese momento y tuve que huir hacia donde estaba el Párroco del pueblo tratando de salvar a la mayor cantidad de personas; pensé que tal vez tendría la suerte de que en la confusión de la pelea murieran sin que yo tuviera que ensuciarme las manos, pero no fue así, entraron tras de mi a la casa donde estaba el Ikanter y ya en esa pequeña habitación aunque los tenía al alcance era demasiado arriesgado hacer cualquier cosa y más con el Párroco y su Ancorita, aparte que sabía que no era la única en aquél lugar que prefería ver muerto a cualquiera que quisiera esclarecer la desaparición de los infantes.

El Párroco nos guio por una puerta secreta que conectaba aquella casa con túneles subterráneos que yo nunca me imaginé que existieran y en los túneles alguien decidió tomar una enfoque más limpio que el que yo había pensado para lidiar con aquellos dos problemas. Uno de los aldeanos cayó muerto y todo parecía indicar que el herbolario le había matado.

Debo reconocer la habilidad de quien sea que lo haya hecho, un corte limpio de una sola tajada, abrigado por la oscuridad y casi enfrente del gigante Ancorita. Creí que la suerte me sonreía y sería suficiente para que el herbolario saliera del mapa y nomás tener que lidiar con el joven noble.


Por aquellos túneles llegamos hasta la Iglesia de la Protectora y el Párroco empezó a llamar uno a uno a confesión, el viejo era hábil, y se notaba que no era el primer interrogatorio que manejaba, con tan poco tiempo en el pueblo solo había cruzado alguna mirada con él durante los días de misa, pero verlo en esa postura, con su mirada afilada y penetrante, era algo que no esperaba, nada tenía que ver su aspecto con el del viejo que daba las misas y sus preguntas eran tan persuasivas para que le dijeras la verdad que me hizo pensar que no estaba frente a un Párroco común y corriente, tal vez por eso es que tenía ese Ancorita normalmente a su lado.

Como quiera que fuese mi interrogatorio no fue tan duro, podía hablar libremente ya que aunque algo me alertaba del peligro que representaban esos dos yo no había matado a nadie y estaba demasiado lejos del aldeano en el momento de su muerte, estaba casi enseguida del noble; así que no tuve ningún problema para contestar honestamente las preguntas de aquel viejo.

Durante los interrogatorios pude ver que el herbolario y el noble se acercaban a hablar con los pastores de sus fantasías y a los vagos de sus teorías de conspiración, probablemente buscando información, así que discretamente me acerque a donde pudiese escuchar un poco la plática; no me pasaba desapercibida que no era la única que estaba poniendo atención a esos dos, también el Ancorita no les quitaba los ojos de encima, pero eso hizo que fuese más fácil para mi poder pasar desapercibida, mientras aquél gigante estuviese entretenido vigilándolos no me pondría atención a mi.

Cuando termino el Párroco los volvió a mandar llamar, esperaba que tan sólo saliera el noble y el herbolario fuese retenido por el Párroco y el Ancorita, pero desafortunadamente salieron los dos y vi como se disponían a salir de la iglesia, así que busque escabullirme para seguirlos; me escondí entre las sombras a una buena distancia de ellos para ver que era lo que tramaban, pero entonces me di cuenta que se dirigían directamente al bosque y por el camino que estaban tomando era muy probable que terminaran donde no debían terminar, así que me adelante para poder correr a dar alerta si algo pasaba.

Creí que había logrado burlarlos, pero entonces me di cuenta que me vieron y comencé a tratar de huir de ellos, pero eran demasiado rápidos, en poco tiempo me quedó claro que mi única oportunidad de poder dar aviso o evitar el riesgo que representaban era enfrentarlos directamente, así que me giré y sacando mi daga que guardaba escondida entre mis ropas les hice frente.

La pelea fue rápida, su habilidad física no era buena y en poco tiempo tenía retorciéndose a mis pies al herbolario mientras el noble trataba de detenerme de que le matara con la daga, en medio de la emoción del combate no tengo idea de cómo termine tirada en el piso con el noble sobre mi, lo que me dio oportunidad de hundirle la daga en la espalda hasta que sentí como golpeó contra el hueso, estaba segura que ese sería el fin de la pelea, pero de alguna manera el maldito herbolario logro agarrarme por la espalda y empezó a ahogarme presionando sus manos contra mi cuello, podía sentir en sus dedos el latir de mi corazón y cómo hacía presión, haciéndome sentir cada vez más débil hasta que termine perdiendo la conciencia...

Capítulo 2

Del diario de Durand, Anette Durand

-6 del mes Cuarto del año 1673-

Desperté amarrada a un árbol, los malditos estaban de pie frente a mi hablando entre ellos, no podía escuchar bien lo que decían pero supuse que estarían hablando sobre mi destino; no podía permitirme morir así, no estando tan cerca de que se completara la profecía; nos habíamos movido de lugar, estábamos en una zona más densa del bosque, trate de desamarrarme pero era inútil, los nudos estaban demasiado fuertes, no podía sentir otra cosa más que odio por esos dos y por miedo por mi destino; el estúpido herbolario todavía negó con la cabeza e hizo un comentario burlón al ver mis intentos para liberarme; no pude evitar escupir para maldecirlos al tiempo que les decía lo idiotas que eran por querer interferir.

El noble se volvió a confrontarme Seguramente no terminemos bien después de esto, pero lo que esta quieto se deja quieto y ustedes... quienes sean... están corrompiendo la tranquilidad del lugar con sus oscuros planes amenazándome con mi propia daga apuntándola a mi.

Era tan tierno verlos realmente tan convencidos de que podrían soltar a los niños, la desesperación y amenazas tan torpes del joven noble me hizo darme cuenta que nada ganaba ocultándoles donde estaban los niños, no tenían oportunidad contra los otros ni contra ella, así que riendo les dije por donde debían ir para encontrarlos, me podía imaginar la muerte tan cruel que les esperaba a aquellos dos, lo cuál me hacía reír, y más cuando veía al herbolario tratando de curar las heridas de aquel noble loco de ira y dolor.

Cuando terminó de curar al noble ambos se pusieron de pie y me amordazaron; comenzaron a seguir el sendero que les había indicado para llegar a los niños, hacia la parte más densa y oscura del bosque; me quedé tranquila sabiendo que iban a su muerte, pero de pronto vi una sombra caminar cerca de donde estaba, alguien los iba siguiendo, ese maldito debía haber visto la pelea y visto cómo me habían atrapado y no había hecho nada para impedir que dos hombres atacaran a una mujer indefensa, seguramente era uno de los hombres del viejo Párroco, apenas me vio de reojo pero no aligero su marcha para ayudarme, sentía como me hervía la sangre por la impotencia y el dolor de los golpes que tuve en la pelea.


Del diario de La Sombra de la Cueva

-6 del mes Cuarto del año 1673-

Los gritos de Anette nos pusieron sobre aviso de que algo estaba pasando, aunque eran pocos los niños que faltaban de llevar en la caravana y sabíamos que era poco probable que hubiese algún riesgo decidí mandar a 3 de los miembros del culto a resguardar las jaulas de los pequeños que quedaban por ser enviados, los mande que hicieran todo el movimiento posible a la cueva, para que el rumbo que la mayoría tomamos no fuera descubierto y se fueran hacia la cueva, sabía que ahí podía tener la certeza que aunque algún problema surgiera podría dar seguimiento a los deseos del Señor del Abismo y no correr riesgos, aún cuando perdieramos a esos niños nos habrían dado un tiempo precioso para poder completar el ritual.

Cuando terminamos de preparar el campamento para poder escondernos mandé a otro de los miembros del culto a que buscara si Anette seguía con vida, no quería correr riesgos con ella y teniendo todo listo me escondí entre las sombras de la cueva gracias al poder del Señor del Abismo.

Desde ahí pude ver acercarse a Mathieu Vaux y a Vladimir Midas, parecía que Anette había terminado cayendo contra esos 2 intentos de aventurero, también desde ahí pude ver al lobo acercarse, los habíamos estado alimentando con los restos de nuestra comida y de los sacrificios, justo para una ocasión así, y ahora había dejado una carnaza en la trampa de osos que teníamos enseguida del puente y otra más cerca de las cuevas, para asegurarme que los lobos se acercasen aún de día; pero no contemple que pudieran estar acompañados.

Había sido tan fácil tratar de involucrarlos en la muerte del aldeano en los túneles subterraneos, pero de alguna manera no solo habían logrado escapar a la ira del Párroco y su Acólito, sino que ahora tenían ellos su propio guardaespaldas que apareció justo en el momento en que el lobo estaba por atacarles, y aquél maldito Paladín había encendido llamas al árbol haciendo huir a mis improvisadas mascotas.


Los tres se acercaron al campamento sin darse cuenta que detrás de ellos estaba yo entre los árboles, los observe mientras los veía revisar los restos del campamento y apagar la fogata, mientras analizaban el camino de arrastre de las jaulas hacia la cueva y finalmente los observe entrar las cuevas; no notaron el movimiento detrás de ellos cuando me baje del árbol para entrar a sus espaldas mucho menos notaron cuando les di la señal a los 3 fieles para que dijeran a los niños que la hora de su muerte había llegado para hacerlos llorar y que los escucharan, no veían y no escuchaban más allá que lo que yo deseaba que vieran y escucharan, y justo así lo hicieron, se dirigieron directo a mi trampa, inclusive cometiendo el error de adelantar su antorcha para hacer que fueran visibles para los fieles.


Ahí fue que empezó la parte que no podía preveer, vi al Paladín entonar una plegaria mientras Vladimir se escondía entre las sombras para acercarse, y vi el acto más estupido que podía tener el herbolario, saliendo a exponerse ante mis guardias para ganar tiempo; no se como lo logró, pero de alguna manera logro inclusive distraerme a mi con su parloteo y me hizo perder de vista al Paladín el tiempo suficiente para que pudiera terminar su magia maldita e iluminar todo el lugar sin previo aviso.

Me encandilé por un instante, igual que mis hombres, el efecto de su truco por poco y me hace gritar por la sorpresa pero pude contenerme, para cuando recuperé la visión uno de mis guardias ya estaba en el suelo fuera de combate, mientras otra corría a tratar de apuñalar a Vladimir, pero la suerte estuvo del lado del noble que cayó a tierra evitando la puñalada; mientras la luz viviente en que se había convertido aquel personaje desconocido para mi estaba a punto de dejar moribundo a otro guardia más.

Todo pasó demasiado rápido para mi gusto, esperaba poder intervenir antes y que los guardias solo me sirviesen de distracción para acabar con aquellos intrusos, pero al ver rendirse a la última de los fieles tuve que tomar una decisión que no me agradó, tuve que matarlos a todos antes de que hablaran, hubiese querido matar a todos pero me concentré en los niños y en mis guardias, se que no pude matar a todos los niños, pero también se que el golpe debió ser lo suficientemente fuerte para sacudir aquella aldea que de todos modos ya no sirve para los planes de mi Señor.


Del diario de de Bernis, Ikanter de Bernis

-6 del mes Cuarto del año 1673-

Cuando Matt, Vlad y Unknown llegaron al pueblo la voz de la llegada de los niños perdidos empezó a correr por todo el lugar, en poco tiempo la gente empezó a salir de sus casas para ver a los niños y los padres corrían hacia los pequeños; cuando llegamos Garbiel y yo al lugar, en los abrazos entre los pequeños y sus padres se podía notar el alivio y el amor mientras corrían lágrimas por las mejillas de los niños y los adultos por igual.

Pero no todo podía ser felicidad desafortunadamente, cuando Abadie, Renée Abadie se reencontró con su hija Unknown el abrazó tras la felicidad inicial dejó claro que algo había pasado, faltaba una de las gemelas y por lo que pude deducir en el momento, por la reacción de la madre, la pequeña Elise estaba muerta.

Era vital poder tener noticias completas de lo que había pasado, pero ante la idea de que rememoraran los jóvenes todo lo que había pasado Uriel hizo notar la presencia de una niña que no formaba parte del pueblo de Río Dorado y lo traumático que podría significar para ella revivir todo, así que decidí enviar a Moreau, Gabriel con la niña para que nos esperara en la Iglesia de la Protectora  mientras hablabamos pero la presencia de Plessis, Emilien Plessis en su calidad de Capitán del Ejercito Realista debió activar algun recuerdo en Uriel que le hizo reaccionar de una manera que no esperaba, desafiando primero al Capitán y después queriendo desafiarme a mi directamente, al grado que me vi en la necesidad de hacerle sentir el peso de su alma para contener su brote de ira.

Se que la idea de enfrentar a su pasado y a su dolor acumulado al inexperto Paladín puede tener consecuencias en nuestra relación; desde que lo tome bajo mi manto tras la tragedia con su familia sabía que existía esa posibilidad por la oscuridad que tiene instalada en su alma, pero no podía dejar que su propia ira entorpeciera cuando por fin parecía haber una oportunidad de atrapar a los responsables de aquella abominación y en ese momento lo más importante debía ser poder aclarar todo lo que está pasando, tal vez después tenga oportunidad de hablar con calma con él para evitar adelantar un rompimiento que se que dará en algún momento.

Después de contener aquella probable confrontación y dejar claro que Plessis, Emilien no se encontraba en el lugar solo en su papel oficial sino también como uno de los padres afectados por las desapariciones pudimos por fin retomar el camino que proponía Uriel de ir al lugar donde quedaron tanto algunos de los niños como algunos de sus captores, pero en ese momento Matt decidió partir con su familia, para tratar de aprovechar ésta oportunidad de reconectar con ellos después de sus peleas del pasado.

Tengo esperanzas en que esta reconciliación entre el joven herbolario y su familia pueda llegar a un final feliz, creo que el hecho de que el pequeño Vaux, Timmy estuviese con vida y que entre quienes lo rescataron estuviera Mathieu puede hacer que su familia se de cuenta de que él también fue una víctima de su maestro herbolario, y no solo ellos fueron afectados por la inocencia e inexperiencia del aprendiz de médico; aunque se que nos puede llegar a hacer falta sus habilidades y su inteligencia creo que es lo mejor para el bienestar del joven.

Capítulo 3

Del diario de Ikanter de Bernis

-6 del mes Cuarto del año 1673-

Conforme nos adentramos en el bosque una sensación de desazón se podía sentir en el ambiente, habían pasado ya varias horas desde el medio día y la tarde iba cayendo pintando de sombras densas todo el lugar, llenando el ambiente de una sensación de malos presagios.

Finalmente llegamos a la entrada de la cueva y conforme ibamos entrando en la oscuridad solo quedaba la luz de Plessis, Emilien Plessis guiándonos y mi propia antorcha para iluminarnos; cuando finalmente entramos a la sala de la cueva en donde habían estado los niños la escena era desgarradora, las jáulas abiertas con cuerpos dentro, los rastros de la batalla y el dolor en los rostros de los 3 adultos ahí tirados.

Unknown y Midas, Vladimir nos informaron que ellos tres eran los que custodiaban a los niños y Plessis, Emilien corrió a las jaulas al ver los cuerpos de los pequeños, era desolador verlo correr de una a otra jaula con el rostro contorsionado de miedo y desesperación por lo que preferí enfocarme en revisar los cuerpos de los adultos; finalmente tras revisar la última jaula el Capitán del Ejercito Realista se desplomó en el suelo de la cueva y lo escuché decir en voz baja con una mezcla de tristeza y alivio -no está aquí-

Midas, Vladimir se acercó al Capitán para darle animos y al hacerlo me preguntó sobre la información que pudiese tener sobre un culto tan cruel, no tenía certeza de que podía ser pero le comenté lo mismo que ya le había dicho en la Iglesia de la Protectora cuando lo confesé, que había recibido informes de un culto que busca despertar al Dios del Abismo.

Después del desencuentro en el pueblo la actitud de Unknown había cambiado, el ver a Plessis, Emilien destrozado y desesperado debió haberle hecho entrar en razón y finalmente nos compartió el reporte de lo que sucedió y nos entregó una daga ritual, una máscara de conejo y un relicario del Señor del Abismo, todas cosas que traían los cultistas consigo. Me sorprendió saber que Durand, Anette estuviese involucrada en toda esta locura, desde que había llegado al pueblo meses antes de la desaparición de las niñas Abadie había sido alguien tranquila y dispuesta a ayudar a todos en la aldea, más me sorprendió constatar al padre de Lerfebvre, Lucas Lerfebvre entre los celadores muertos en la cueva. No puedo juzgar a Unknown por usar la Taumaturgia [Versión Alpha] para modificar los rostros de dolor en los niños, una muerte tan dolorosa jamás debe llegar a verse reflejada cuando los padres de los pequeños vean sus cuerpos.

Plessis, Emilien tras recuperar la compostura propuso regresar con los cuerpos de los niños a la aldea e investigar con Lerfebvre, Ambre Lerfebvre y saber si tenía algún conocimiento de que su esposo formase parte de el culto, quedándose uno de los 4 a revisar el campamento y el resto de la cueva. Unknown se propuso a si mismo para llevar a cabo esa tarea y Plessis, Emilien, Midas, Vladimiry yo partimos rumbo a Río Dorado con los cuerpos de los pequeños.

Comenzamos el camino de regreso adentrándonos nuevamente en el bosque, rumbo a casa del pequeño Lerfebvre, Lucas sin saber bien que esperar de la señora Lerfebvre ni cuál podría ser su reacción, nuestro ánimo era oscuro ante tanta muerte sin razón, ibamos en silencio cada uno absorto en nuestros propios pensamientos cuando de pronto escuchamos ruidos a nuestro rededor; nos detuvimos en seco y Midas, Vladimir nos dijo en voz baja que estabamos rodeados por lobos.

Cuando los animales comenzaron a cerrar el círculo al rededor nuestro Plessis, Emilien sacó sus armas con un rápido movimiento y, al mismo tiempo que Midas, Vladimir sacaba una de las dagas que había tomado de los cultistas, disparó contra uno de los animales hiriéndolo.

Contrario a lo que hubiese pensado de la naturaleza de esos animales los lobos no retrocedieron ante el sonido del disparo, por el contrario se abalanzaron hacia nosotros, como si estuviesen entrenados para atacar.

Cuando el primero de los lobos llegó a una distancia justa Midas, Vladimir estiró el brazo soltando una cuchillada en el hocico del animal, lastimándolo en la parte superior casi llegando al ojo, lo que hizo que el lobo se replegara gruñendo furioso con la mirada decidida a volver a atacar, pero mientras ese lobo se recuperaba pude ver otro lobo más atacando al jóven noble por un costado a lo que este solo dio un paso a un lado para que la bestia se siguiera de largo y aprovechar ese impulso para patearlo haciéndolo revolcarse en la tierra.

Un tercer lobo quiso atacarme directamente a mi, sin emargo alcance a defenderme haciendo que su cuello se retorzara por gracia de la intercesión de La Protectora quebrándoselo mientras 2 lobos más saltaban para atacar a Plessis, Emilien, pero este como buen soldado alcanzó a agacharse provocando que los animales chocaran entre ellos y después enterrando su estoque en uno de ellos matándolo.

Midas, Vladimir se avalanzó con su daga al mismo tiempo que el lobo se alzaba en sus dos patas para lanzarse contra él, impidiendo que el animal lo pudiera atacar mientras su daga se hundía en el cuello del lobo, matándolo al instante. Los 2 lobos que quedaban, heridos uno de un balazo y el otro con el corte, al ver que caen los otros 3 lobos salieron corriendo internandose en el bosque.

Plessis, Emilien y yo revisamos a los animales, pero no pudimos encontrar nada que nos llamara la atención, supongo que los atrajo a nosotros el olor de los cuerpos que cargabamos de regreso a la aldea así que finalmente reanudamos la marcha hacia la aldea a sabiendas que al llegar sería ya de noche, lo que nos permitiría que hubiese menos gente, menos dolor de entrada al pueblo al llegar con los muertos.


Del diario de La Sombra de la Cueva

-6 del mes Cuarto del año 1673-

Después de que aquellos 3 malditos se fueran decidí quedarme en la cueva, tenía la certeza que regresarían por los demás cuerpos y tenía que asegurarme que no siguieran nuestro rastro; me escondí en las sombras y esperé pacientemente, no me equivocaba, después de algunas horas vi acercarse al joven noble y al paladín que les había ayudado antes, ahora acompañados de de Bernis, Ikanter y Plessis, Emilien, mantuve mi distancia para evitar que me descubrieran y vi cómo revisaban el lugar hasta que finalmente el Párroco, el Capitán y el noble se alejaban dejando al Paladín a que revisara el resto de la cueva y el campamento.

Vi como aquél hombre revisaba los cadáveres de mis tres fieles y lo vi encontrar y levantar una moneda, revisándola en aquella aparente oscuridad y después guardársela mientras caminaba hacia la otra sala de la cueva, camino a la salida que habían usado el resto de mis fieles ya varias horas atrás con nuestra preciosa carga.

Me mantuve a suficiente distancia con la protección de las sombras para que no me descubriera y le vi analizar los rastros de caminos que habíamos dejado para confundirle en que camino tomar y el inútil decidió regresar al campamento para tratar de encontrar más pistas, pero al no hacerlo regresó a la otra salida de la cueva y tomo el camino más largo, aquel camino que solo tenía pisadas, ignorándo el camino que mostraba las huellas de los carros donde llevabamos a los otros niños.

Me decidí finalmente a atacarle cuando la noche había caído y las sombras jugaban a mi favor, pero entonces una luz muy intensa me hizo cambiar de idea, era una luz que hacía que me quemara la sangre por dentro, hacia esa luz empezó a caminar el Paladín, sabía que no podría alcanzarle sin poner en riesgo mi vida, así que decidí no arriesgarme a atacarlo en aquel lugar y en vez de eso continuar con el plan de emergencia que teníamos preparado para una situación así.


Del diario de El Viejo

-7 del mes Cuarto del año 1673-

Los sentí mucho antes de que llegaran, un alma en pena pero buena y un alma llena de oscuridad y maldad justo detrás de la primera, era algo común que pasara cuando decidía quedarme en el bosque cerca del camino, así que sólo esperé, sabía que la luz de mi fogata le impediría acercarse a aquella maldad y tenía fe en que aquella alma en pena se acercase a la luz como si de una polilla se tratase, era lo menos que podía hacer para tratar de salvarle de que lo consumiera la oscuridad.

Se acercó lo suficiente para que la luz de la fogata alejara a aquella oscuridad y se quedó ahí esperando, supongo que asumiendo que no podría verlo tras su hechizo de invisibilidad; finalmente se decidió a acercarse y pedirme una bebida caliente.

La noche era fresca y supuse que para aquel viajero, con un alma tan atormentada, el simple hecho de poder descansar unos minutos frente al fuego sería suficiente para poder darle nuevos ánimos. Después de unos pocos minutos me preguntó sobre el Culto al Abismo, quizá también era eso la oscuridad que había sentido que venía siguiéndolo. Le expiqué que era uno de los Dioses Antiguos, de tiempos anteriores a La Protectora o a El Caballero, de antes que que inclusive existieran los humanos, pero que había sido derrotado y expulsado de este mundo según cuentan las leyendas.

El dolor en el corazón que cargaba este viajero me sobrecogió, una historia trágica debía haber detrás de ese dolor, dijo llamarse Unknown y aunque la oscuridad que le venía siguiéndolo tardó en irse pude hacer que su estancia se alargara lo suficiente para que no corriera riesgos durante la noche; venía buscando a Los Niños Perdidos pero por lo que me dijo una parte de ellos ya habían sido encontrados, ahora tenía que decidir por el camino que estaba siguiendo dónde podría encontrar la siguiente pista, si en Ciudad de Luz o en Ville Côtière, para podría sentir como un juego del gato y el ratón a aquellos capaces de causar tanto dolor a unos pequeños.


Del diario de Plessis, Emilien Plessis

-7 del mes Cuarto del año 1673-

Unknown llegó a las barrácas casi al despuntar el alba, pidió verme directo para informarme de los hallazgos en la cueva de los cultistas; lo primero que me hizo tras saludarnos fue mostrarme una extraña moneda, aunque no logré recordar de dónde es se que la he visto antes ese tipo de moneda.

Resulta que la cueva tenía otra ramificación donde Unknown encontró una salida y huellas de carretas y pisadas que partían en rumbos diferentes, uno a pie que parecía volver a Río Dorado y otra hacia el norte probablemente hacia Ciudad de Luz o Ville Côtière.

También me informó que en el campamento de La Revolución hay cerca de 50 elementos y que al mando parece estar un hombre rubio, de ojos azules, con una cicatríz en el ojo; son demasiados elementos y más si no contamos a los que deben estar infiltrados en la aldea, si no ya se hubiesen retirado después de tantas batallas aisladas y no haber podido tomar la aldea en su incursión aquí dentro. Pensaba mandar un contingente de mis soldados de más confianza con Unknown y Midas, Vladimir en la cacería, pero ahora no puedo dejar ir gente extra tal vez pero pueda apoyarles con algo de dinero para que no batallen y con dos caballos para que ambos puedan seguir la pista de esos malditos.

El jóven Paladín ofreció su apoyo durante la batalla que viene y después de haber visto algo de sus habilidades se que sería una buena adición en el frente de batalla, pero sus intenciones de "salvar almas inocentes" me hicieron declinar la oferta inicial, ya que estoy convencido que almas inocentes hay de ambos lados, igual que gente que disfruta la muerte de otros, no puedo culpar a los revolucionarios de dejarse llevar por ideas equivocadas y estoy cierto que aún algunos de los que los dirigen lo hacen manipulados y desde creer que están haciendo algo para el bien de otros; supongo que esta forma de pensar mía ha llevado a Orogh-Hai Hai a jamás recomendarme para una capitanía más grande que la de la aldea, y supongo también que este punto de vista tiene que ver con tanto tiempo escuchando al Párroco de Bernis, Ikanter.

Mi reunión con @Uriel terminó tras el pedirle su apoyo para reforzar las fortificaciones defensivas de Río Dorado y su promesa que en caso de continuar en la ciudad usara sus habilidades de curación con los soldados del Ejercito Realista.


Del diario de Lerfebvre, Ambre Lerfebvre

-7 del mes Cuarto del año 1673-

Pasé toda la noche al lado de la cama de Lerfebvre, Lucas viéndole dormir, después de tantos días de agonía y preocupación era un bálsamo para mi alma poderle ver finalmente otra vez y no quería pasar ni un momento lejos de él. Poco tiempo después de que despuntara el alba mi ama de llaves entró a la habitación para informarme que había un joven de aspecto noble preguntando mi presencia por parte del Ejercito Realista, el hecho de que hubiera durado toda la noche en vela hizo que pudiese bajar sin perder tiempo en cambiarme mientras un escalofrío sentía como recorría mi nuca.

Cuando entré al estudio donde mi marido normalmente despachaba los asuntos del negocio me encontré con que el visitante era uno de los jóvenes que habían rescatado a los niños el día anterior. Se veía descansado y agradecí a La Protectora por haberles puesto en nuestro camino para que pudiesen encontrar a mi Lerfebvre, Lucas; tras ofrecerle asiento me sente en la silla que normalmente ocupa mi esposo y le atendí.

El joven Midas, Vladimir quería saber algo que pudiese recordar mi hijo sobre su cautiverio, pero en las pocas horas que había estado en casa aún se mostraba cansado y temeroso a pesar de decirme que sus captores no les trataban mal, que inclusive les daban juguetes para entretenerse dentro de sus jaulas, pero de todos modos mi pequeño había despertado varias veces en el transcurso de la noche gritando entre pesadillas de hombres conejo y cómo habían ido llevandose a algunos de los niños en carretas a quién sabe dónde.

Informe estas historias al joven tratando de ayudarle en su encomienda de encontrar algo que los llevara a lograr atrapar a los responsables de las desapariciones cuando me dijo algo que no esperaba escuchar, según Midas, Vladimir uno de los guardianes de los niños que habían enfrentado para liberaros era mi esposo; era algo que no quería creer, a pesar de que mi marido casi no estaba en casa nunca ya que se la pasaba viajando por mercancía para nuestros lugares en el mercado no le creía capaz de hacer algo así.

Me invadió una mezcla de asco, incredulidad, miedo y enojo pero si algo tenía que ver no podía ser yo quien se interpusiera en que encontraran a los demás responsables, así que puse a dispocisión del joven todos los libros y cuadernos que había en el estudio para que pudiera revisarlos y se llevara aquello que creyera necesario, si se trataba de una equivocación no me cabía duda que las cosas se aclararían cuando mi marido llegase al día siguiente, pero si lo que me estaba diciendo aquel noble era cierto no podía dejar que el nombre Lerfebvre y el futuro de Lerfebvre, Lucas quedara marcado por la locura de su padre.

Cuando el joven partió de mi casa era más de medio día, bajo el brazo llevaba uno de los registros de viaje de mi marido y un libro que nunca había puesto atención que estuviese en el librero, un libro sobre cultos y dioses antiguos.


Del diario de de Bernis, Ikanter de Bernis

-7 del mes Cuarto del año 1673-

Regresé a la Iglesia de la Protectora, después de estar toda la mañana paticando con los padres de los niños que estaban muertos en la cueva, fue casi al mismo tiempo que Midas, Vladimir llegaba de su entrevista con la señora Lerfebvre y nos sentamos a compartir los alimentos con Nicolle y con Moreau, Gabriel al tiempo que estudiaba los libros que había traído el joven. El primer libro, aquél que tenía una imagen igual a la del relicario de los cultistas era una actualización de la leyenda del Señor del Abismo en tanto el segundo libro era la ruta de viajes del señor Lerfebvre.

Le pedí a Moreau, Gabriel papel y pluma y comencé a tomar anotaciones sobre los viajes cuando de pronto llegó Unknown a la iglesia. En las rutas parecía haber un patrón entre todas las hojas, la mayoría de las cantidades de los viajes venían indicados con lo propio del comercio, sin embargo de hace 3 meses atrás empecé a notar que a aparecían entradas marcadas como "entrega especial" con números que iban de 3 a 10 piezas, siempre a Ciudad de Luz y otras entradas con datos similares que decían "entrega para conexión" a Ville Côtière.

Unknown confirmó mis supocisiones contándonos sus hallazgos en las cuevas mientras me daba una moneda para analziar, aunque aparentemente no tendría nada que ver con Los Niños Perdidos igual le pedí al Paladín que me pasara un libro donde podía encontrar información de ese objeto; pertenecía al reino de la Isla de Kyng antes de que se diera la catástrofe que hizo que desapareciera la ciudad de la Lost Kyng terminando con ese reino y el fuerte Espoir Fort en las costas frente a Isla aquí en el reino de Brasov. La desaparición de ese reino se dio hace 58 años y con él murieron la mayoría de los pobladores del pequeño reino y desapareció su cultura, al grado que hoy ya no hay pobladores originales del reino vivos que se tenga conocimiento.

Tras decidir partir a Ville Côtière, Midas, Vladimir y Unknown pasaron el resto de la tarde alistando todo para su viaje, incluyendo cada uno un relicario, una máscara de conejo y un cuchillo ritual que les entregué en caso de que necesitaran hacerse pasar ellos mismos por parte de los cultistas del Señor del Abismo.


Del diario de Plessis, Emilien Plessis

-7 del mes Cuarto del año 1673-

El noble y el Paladín llegaron a las barracas cuando mis espías ya habían detectado movimiento hostil en el campamento de La Revolución por lo que los invité a partir dando un rodeo por la ciudad para que no quedaran atrapados en el fragor de la batalla, los despedí alistando mis armas para el asalto, mientras tenía en mi mente la posibilidad de no volverles a ver.

Capítulo 4

Del diario de Laurent, Clovis Laurent

-8 del mes Cuarto del año 1673-

Me desperté tarde el día de hoy, después de haber tenido en el hostal a los comerciantes el día anterior siempre me quedo cansado, no entiendo por qué esa gente tiene que seguir viniendo a importunar la paz de este pueblo, pero también se que es la única forma en que Laurent, Bernardette puede conseguir algo de dinero y a nuestra edad ya no es tan fácil conseguirlo; pero esos malditos extranjeros siempre me ponen los pelos de punta.

Desperté con la esperanza de tener al menos una semana de tranquilidad sin gente de fuera en el pueblo como suele suceder, pero cuando baje me encontré con dos nuevos inquilinos del hostal, maldito se el momento en que decidimos convertir nuestra casa en un lugar para que pasaran la noche gente ajena al pueblo, pero ¿cómo iba yo a saber todo lo que nos cambiaría la vida desde entonces?.

Mi mujer ya les había dado una habitación para cuando yo los vi, se que no debo poner peros, falta poco para que por fin pueda encontrar esa paz eterna que tanto buscamos todos los viejos, planeaba salir del hostal para poder huir de ellos y justo antes de hacerlo Laurent, Bernardette me comentó que vio a uno de ellos revisando nuestras pinturas religiosas, ella creía que aquel hombre había podido notar las discrepancias entre nuestras pinturas y las relales pero no me importó, de cualqueir manera lo más probable es que se fuesen antes del festival, así que bajé para irme del hostal pero uno de ellos me siguió, un jóven con aspecto noble, para preguntarme algo acerca de unos comerciantes ¿y a mi qué me tienen que importar esas cosas?, lo mandé a preguntar a mi esposa y seguí mi camino, pero al dar la vuleta en la esquina decidí quedarme observándolos para ver que eran lo que hacían aquellos dos extraños, para mi sorpresa vi como uno de ellos empezaba a envejecer a un ritmo no natural y se iba acercando a Garnier, Daniel, Dufour, Josse y Gui, Ambroise mientras el otro se iba acercando a los niños que estaban cuidando en el parque mis 3 viejos amigos, observándolos con atención mientras las pequeñas Dufour, Jocelyn y Morel, Morgan jugaban con el pequeño Plessis, Leroy.

El jóven noble se acercó a los pequeños con una sonrisa en la boca y se puso a hablar con ellos, ahí supe que se llama Midas, Vladimir; maldito metiche, en la inocencia de Dufour, Jocelyn le terminó hablando de lo emocionada que está por el próximo festival y sobre nuestras creencias en Ihetknu y que de él venimos todos y que pronto volveremos a él.

Al otro lado del parque el que se había convertido en un viejo estaba hablando con mis amigos, haciendose pasar por uno de lo que años atrás abandonaron la villa en busca de mejor fortuna Pendragon, Uther Pendragon.

La plática de ambos intrusos duró poco y finalmente partieron quién sabe a dónde, dejándonos en paz para poder disfrutar de la mañana en el parque.


Del diario de Garnier, Felice Garnier

-8 del mes Cuarto del año 1673-

Llegaron temprano, no es común que haya gente en la villa fuera de los días en que vienen los mercaderes a comprar y vender sus productos, por lo que la vista de aquel viejo y el noble era algo extraño sin lugar a dudas, con el festival tan cerca la villa se vuelve más cerrada y sus habitantes más huraños, pero supuse que con un día de diferencia con respecto a los comerciantes tal vez pudiese ser gente que venía retrasada de la caravana, sin embargo esta idea mía fue rapidamente deshechada tras hablar un poco con ellos.

El viejo resultó ser un historiador buscando información para algún libro que está escribiendo, mientras el joven de aspecto noble era su ayudante, me resultó esperanzador poder llevar la historia y lucha de esta villa para que quede plasmada en los libros de historia, así que les platiqué sobre la llegada de mi hermano Garnier, Daniel y mía a la villa tras la muerte de mi antecesor en la Iglesia de la Sanación hace 7 años, sobre la construcción hace ya 135 años de la pequeña iglesia que administro y sobre la grandeza de antaño de la villa como uno de los principales proveedores del reino de Brasov de pescado.

Les platiqué sobre la leyenda de Ihetknu y su bendición a estas playas y que según los lugareños esa era la razón de la enorme calidad de los peces de esta playa y de lo poco que me toco ver de esos tiempos ya que cuando nosotros llegamos la migración de jóvenes hacia Ciudad de Luz para una mejor calidad de vida ya había comenzado.

Les conté sobre mi lucha por cambiar a los viejos a la fe para que los protegiera El Caballero y lo infructuosa que fue esa lucha condenando la villa a su extinción dentro de los cánones de la Iglesia de la Sanación ya que la mayoría de los viejos seguían adorando creencias sobre Ihetknu y las seguían inculcando en los pequeños niños que aún hay en la villa.

Esto dio pie a que me preguntaran sobre la leyenda que habla del regreso de Ihetknu y sobre el origen de los seres humanos desde él y cómo algún día regresaremos todos a ser uno con el dios antiguo y cómo el festival es una combinación de celebración por ser el día que se espera cada año el regreso del dios, por la fundación de Ville Côtière y por la fundación de la Iglesia de la Sanación en la villa.

Después de esto me preguntaron sobre los cuadros religiosos de la posada, aunque suena a una pregunta normal el hacer mención de las diferencias con los cuadros comunmente vistos de la Iglesia de la Sanación hubo algo en la pregunta de aquél viejo que no me gustó, pero fue sólo un instante antes de que me pidieran los registros de las familias del pueblo y me pidieran acompañarme en el Festival, cosa que estaré encantada por tener a aquellos dos extraños compartiendo conmigo durante la celebración.


Del diario de Dufour, Claudine

-9 del mes Cuarto del año 1673-

Llegaron ayer cerca del medio día y como era de esperarse Dufour, Benoit fue muy amable con ellos, aunque había algo en uno de ellos que me resultaba familiar, como un recuerdo de muchos años atrás, nos pidieron transporte para ir a explorar las islas de lo que en su tiempo fue el reino de Isla de Kyng y Dufour, Benoit estuvo dispuesto a comprometerse a que los lleváramos con el amanecer.

Pase buena parte de la noche tratando de hacer memoria de dónde me resultaba tan familiar aquél joven hasta que finalmente lo descubrí, era apenas un niño cuando huyo de Ville Côtière tras la conversión en uno de los festivales de uno de sus amigos, Diggory, Essdras era tan solo un niño cuando huyo, pero aún después de tantos años conservaba algo de la locura e inocencia de aquél tiempo, se lo comenté a Dufour, Benoit pero me pidió que no hiciera ningún comentario al respecto a menos que él nos lo dijera.

Hoy llegaron puntuales como esperábamos, embarcamos en un mar tranquilo y nos dirigimos a nuestro destino, pero poco antes de llegar a la isla principal los jóvenes se mostraron sorprendidos con El Galeón y quisieron descender en esa ubicación, los dejamos pidíendoles que estuvieran listos para regresar cuando el sol empezara a bajar en el horizonte mientras nosotros partíamos hacia el área de pesca.