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Bosque Negro Meridional

Región de Rhovanion

La oscuridad lleva habitando tanto tiempo en el Bosque Negro Meridional que toda la región ha quedado mancillada, llena de abetos retorcidos de color negro, con las ramas combadas bajo el peso de hiedras oscuras, y hebras de líquenes de usnea. Aquí las tinieblas son más oscuras, pues incluso en los días más brillantes, ni un resquicio de luz atraviesa las neblinas y las hojas de los árboles. La tierra es traicionera, pues tan pronto hay arenas movedizas como espesas matas de espinos, o se convierte en un terreno accidentado prácticamente infranqueable. Hay muchos árboles muertos, ahogados por las hierbas tóxicas que inundan el suelo. Y es que aparte de Mordor, no hay un lugar bajo el sol donde el Enemigo tenga tanto poder.

En general, la región es llana salvo por una serie de pequeñas colinas que van de oeste a este, y que comienzan al suroeste de Dol Guldur. Desde esas elevaciones fluyen algunos arroyos de escaso caudal que terminan por desaparecer en las tierras Brunas. La colina sobre la que se levanta Dol Guldur se encuentra en el centro de un enorme cenagal que, en el pasado, era un pequeño remanso sobre cuyas tranquilas aguas construyeron los elfos puentes que se arqueaban grácilmente. Con el paso de los años, el pantano fue creciendo y terminó por abarcar varios kilómetros, al tiempo que los sirvientes del Nigromante derribaban los puentes para reemplazarlos por burdas pasarelas de piedra, en la actualidad cubiertas de musgo y cieno.

Además, los orcos también han dejado su marca en los bosques de la región. Talaron algunas zonas para conseguir leña y madera, y esos claros despejados, desperdigados por el centro de la región, están conectados por senderos orcos.

La zona oriental de la región es tan salvaje e indómita como el Corazón del Bosque Negro, pero está sometida a la voluntad del Enemigo. Aquí no hay senderos, pero los árboles se agitan y se retuercen si así lo desea el Señor Oscuro y, cuando hay guerra, los orcos aseguran que llegan incluso a desarraigarse y a marchar junto a ellos a destrozar a los odiados elfos. En el noreste de la región se encuentran también los túmulos y las tumbas de los hombres del norte, que ahora están embrujados y habitados por sombras y espíritus malignos.

Los bosques que hay al sudoeste de la región fueron en tiempos menos tupidos y más brillantes que el resto, pero el Enemigo ha retorcido toda la zona para que le sirva de fortaleza. Ahora no hay ningún territorio dentro del Bosque Negro Meridional que no sea traicionero o intimidante, y la reputación de la región se ha extendido río abajo por el Anduin, por lo que la mayor parte de la gente del sur piensa que todo el bosque es igual de terrorífico.

Todo aquel que piense viajar por el Bosque Negro Meridional haría bien en mantenerse alejado de las neblinas de la región, que los hombres del Bosque llaman las ‘penumbras’ o las ‘pestilencias’. Parecen surgir de la nada sin previo aviso ni razón, pero hay quien dice que todas las nieblas del Bosque Negro Meridional fluyen desde el propio Dol Guldur.

Son nieblas espesas, que cubren toda la zona con una nube oscura e impenetrable, bajo la cual todas las cosas adoptan un aire siniestro y amenazador; las ramas de los árboles se asemejan a dedos esqueléticos, y es imposible discernir el norte del sur, el este del oeste, o incluso lo que está arriba de lo que está abajo. La niebla ha vuelto loco a más de un viajero, muchos de los cuales terminan derrumbados al pie de los árboles por los que trataron de trepar, en un desesperado intento de escapar de las tenebrosas miasmas.