Arkon fue originalmente un miembro de la Centena, los gobernantes (o incluso la población entera, dependiendo de los registros) de la Ciudad Celestial de Elande. La historia lo pinta como un hombre inestable, un genio creativo al borde de la locura.En los escritos de sus coetáneos es descrito como adicto a no menos de seis narcóticos alquímicos de su propia invención, aunque las obras de Arkon que han sobrevivido hasta nuestros días revelan muy poco de tales gratificaciones.
Arkon fue uno de los siete magos escogidos para gobernar y proteger el Imperio Celestial mediante la Cábala Archæna. Las obras de Koraq el Jorguín tienen en alta estima los talentos de Arkon para el debate y el razonamiento, calificándolo como uno de los pocos seres que podían comprender los principios básicos de Teorías de Magia y Antimagia. Por ende, parece que los pares de Arkon reconocían que el hombre era un genio cuyo intelecto era tal que sólo los conceptos y experimentos más avanzados y no comprobados (y por tanto a menudo peligrosos) podían mantener su interés. Arkon no era un hombre que se rebajase a lo mundano, o incluso a lo meramente brillante. Su terreno era la innovación y la conceptualización arcana a un nivel que quizá unicamente Koraq podía comprender y asimilar. Ser un genio envidiado incluso en la alardeada "Edad de Oro" y sufrir serios problemas de adicción significó que Arkon tuvo pocos verdaderos amigos. Quizá es el sino de los visionarios.
El gran jorguín Koraq solía hablar de las legendarias innovaciones mágicas de Arkon... y de sus obras mágicas que fallaban con arcano esplendor. Un evento en particular destaca entre el resto de explosiones más "mundanas", cuando el más impredecible miembro de la Cábala accidentalmente transmutó todo el laboratorio flotante de Koraq (y el propio cuerpo de Arkon) en brillante cristal. Koraq explica que este suceso significó «la prohibición de por vida de volver a poner los pies en mi propiedad, aunque Arkon parecía emocionado con lo que denominaba "el hermoso daño" a su cuerpo. Puedo entender que ello incrementó su popularidad entre las aristócratas locales».
Además de ser un ávido lector que coleccionaba compulsivamente las obras taumatúrgicas de muchos grandes estudiosos, muchas fuentes acreditan a Arkon con la creación de varias docenas de sortilegios originales que aún existen hoy en día en diversas formas, y de algunos de los artefactos encantados más poderosos que jamás vio la faz del continente. Claramente, pese a cualesquiera tachas que pudiera tener, Arkon fue un hombre de habilidad mental y poder casi sin parangón. Muchas de sus obras se perdieron en el Gran Desastre, pero aquellas que sobrevivieron deben ser manejadas con precaución; el antiguo mago tenía muy poco respeto por su integridad personal y experimentaba con conceptos peligrosos. Cualquiera de sus objetos encantados vale una fortuna, aunque es poco probable que nadie venda tales artefactos si pueden dominar sus poderes.